martes, 19 de agosto de 2014

EL COCHECITO GEMELAR

Un cochecito-gemelar de niños y un abuelo empujándole, no son noticia porque hoy es lo más habitual; ―alguien ha dicho que si los abuelos organizaran un día de estos una huelga en España, el país quedaría completamente paralizado de inmediato―. Acaso haya un poco de exageración en el aserto, pero sin duda crearía importantes problemas nacionales en el discurrir ciudadano.

Lo que ya no es tan habitual es que el abuelo conduzca el carrito cubierto con un casco aerodinámico para ciclistas y ello es lo que me ha alertado hoy en mi pedaleo mañanero. Con semejante imagen y considerando que muy probablemente ambos pertenecemos, si no a la misma quinta si a una infancia semejante, he sufrido un colapso mental y me he colado en su caletre ante el temor de llegar a sufrir algún desvarío como el suyo previsible.

En principio, he pensado que el hombre ha de estar tan absorto en sus tareas de auxiliar de familia que apenas disfruta del tiempo suficiente para cambiar ―entre faena y faena―  su indumentaria de ciclista madrugador, por otra más acorde con la tarea de disfrutar de la compañía de los dos nietos. Así que esta idea me ha tranquilizado aunque sólo a medias.

Por eso se me ha ocurrido inmediatamente la peregrina deducción de que los gemelos sean de atar y puedan dar al traste con su estabilidad y con ello el riesgo de caída con resultado de conmoción cerebral. De inmediato he descartado la idea porque ambos chavales estaban tan plácidamente dormidos que su imagen beatífica era de lo más celestial. 

Sumidos como estamos en una grave crisis de liquidez familiar, he considerado la posibilidad de que el casco sea una especie de recipiente multiusos que lo mismo sirva para un roto que para un descosido. De este modo pueda ser útil ―además de cómo protector anti-costaladas― también para mantener calientes los biberones sobre la cocorota protegida o para almacenar tapaculos, moras, endrinas, acigüembres, huevos de codorniz o setas de carrerilla, por ejemplo.

Al fin, y después de algunos titubeos, pensando en la longevidad como un resultado de deterioro del magín, acaso comience a dar sus nefastos frutos la pasividad congénita. Así, es posible que haya considerado el casco como una muestra de garbo, donaire y dignidad y no esté dispuesto a aparcarse de su verdad que, como es sabido, es una de las cosas mejor repartidas de este mundo, porque cada uno tiene la suya y la protege contra viento y marea, más aún, cuando se alía con la tozudez más reacia.
Ontillera


19-08-2014

viernes, 8 de agosto de 2014

DAFNIS Y CLOE, VEINTE SIGLOS MÁS TARDE



Un grupo de jubilados caminan pasmados por la «Senda del Colesterol» después de haber presenciado involuntariamente uno de esos espectáculos entre amorosos y sicalípticos de los que, según parece, empiezan a proliferar más de lo que sería razonable por estos pagos celtíberos. El asombro de nuestros amigos no lo es tanto por el hecho contemplado cuanto por las circunstancias que lo acaban de rodear. Sin duda, es consecuente con el espectacular avance de la moderna pedagogía de la procreación y los desatinos mentales que la manipulan. Porque, todo hay que decirlo, para quienes crecimos entre soplamocos, varapalos y cotos cerrados ―al menos eso es lo que afirman los libertadores de la estrechez, la hipocresía burguesa y otras zarandajas morales en las que se afirma fuimos educados los adolescentes de otros tiempos algunos avances de la «tolerancia» más que pasmados nos dejan desconcertados.

El hecho es que nuestros amigos daban su diario paseo río Arlanzón arriba, siguiendo saludable estrategia médica para combatir colesteroles, cuando una pareja quinceañera, ella y él envueltos en carantoñas, besuqueos, arrumacos y tambaleos, a duras penas lograban avanzar paralelos a su caminar. Trenzados por brazos y piernas y con el pulso cabalgando al límite del éxtasis erótico, arriban a un chopo próximo a la senda y, sin más preámbulos que los necesarios, prolegómenos que no es preciso enumerar por obvios—, culminaron sus ardores adolescentes entre ímpetus, jadeos y éxtasis apoteósico. Y para que la anécdota supere todos los límites de lo razonable, completaron esta su hazaña sin recato alguno e ignorando la presencia de los caminantes que, como el grupo, contemplaron atónitos la escena.

Ni gestos airados ni reprobación alguna de los paseantes estorba tan «idílico» proceso y el dúo interpreta su partitura como quien recoge hongos en otoño. Nuestros amigos, anclados aún en los principios de su educación denostada, llenos de estupefacción y algunos sonrojos, dan en recordar otros tiempos y otras aventuras paralelas. «No es esto», pensaron. «Cierto que más de un celtíbero o  celtíbera ha sido fruto arriesgado de escarceos semejantes, al amparo del ocaso en una romería abundosa de pitanza, rioja y gaita. Así que hasta aquí nada novedoso en estos Dafnis y Cloe de la modernidad, salvando a aquellos de las enormes distancias en cuanto a dignidad y mesura— que ahora, rendidos sobre el césped, unen a la impudicia de su audacia la derrota de sus cuerpos semidesnudos.
 Ontillera
01/08/2004

Como se verá por la fecha, el precedente evento fue contemplado hace hoy exactamente diez años. Durante este espacio de tiempo, ha permanecido guardado en la memoria como un hecho puntual sin otras dimensiones que las propias de la ¿irreflexión y el aturdimiento? ¿O acaso el desafío a los principios morales denostados? Sin embargo la coincidencia de una encuesta de despropósitos para relatar primeras experiencias al caso, me ha obligado a recordar.

Efectivamente; mi afición a la radio, en particular al espacio de Onda Cero, «Herrera en la Onda», me ha permitido averiguar que las conductas se han superado notablemente. En una de las secciones de las que se compone el programa, participan los oyentes para aportar sus experiencias en torno a un tema propuesto. En esta ocasión el argumento pretendía mostrar particularidades íntimas y anecdóticas de la «primera vez» (ya se me entiende). Las intervenciones de los comunicantes, variopintas, chuscas o jocosas, discurrieron provocando las carcajadas más estridentes de los periodistas del programa. Especialmente, cuando uno de los llamantes vigilante de una piscina pública contó algunas de sus experiencias y una especialmente desconcertante.  

Abarrotada aquella de bañistas de todas las edades, el cuidador mostró cierta perplejidad al comprobar que una gigantesca toalla, extendida entre la afluencia, cubría un bulto considerable que se movía con un ritmo harto sospechoso. Imaginando los motivos del traqueteo, levantó la toalla por una esquina ―tan discretamente como pudo― y descubrió la causa del maremoto erótico. Los protagonistas, a punto de culminar su éxtasis, lejos de pedir disculpas o mostrar alguna forma de rubor, le pidieron un último minuto de prórroga porque el lance estaba a punto de concluir.

Así lo contó el oyente y así lo cuento yo para quien quiera juzgarlo.

Tal parece que los nuevos tiempos en las relaciones de pareja no impongan límites ni a la indiscreción ni a la audacia. Un concepto nuevo de los valores del sexo no tiene por qué convertirse en un descenso vertiginoso e incontrolado hacia la indignidad y el impudor. Cierto, nada de hipocresías trasnochadas ni tapujos alienantes que desdibujen lo más hermoso de la vida y sus orígenes pero tampoco ninguna concesión a las veleidades de simios en celo con todo el respeto que nos merece esta especie a la que parece estamos emparentados. Si hemos de seguir siendo seres humanos, inteligentes, conscientes y coherentes debemos, cuando menos, alarmarnos y cuestionarnos si ese es el camino adecuado para liberar supuestos tabúes y declarar sin ambages que semejantes comportamientos no solo no se corresponden con nuestra dignidad sino que degradan la especie.
Ontillera
01/08/2014

miércoles, 6 de agosto de 2014

EL TACO

El conocido periodista don Manuel Campo Vidal juzgaba negativamente el extendido hábito del «taco» como muletilla frecuente en entrevistas y otros debates en la radio y televisión. Algo que forma parte del paisaje coloquial celtíbero ―frente a unas cañas de cerveza por ejemplo―, no parece lo más adecuado para dignificar la labor de periodistas y políticos cuando el ejercicio de la profesión de unos y la presencia institucional de otros demanda prudentes maneras en el hablar. No voy a ser yo quien añada nada al juicio adverso de don Manuel ―que por otro lado comparto― salvo el hecho de que semejante hábito y en niveles superiores al taco, es algo que demuestra la extendida pobreza en el uso de nuestro lenguaje, salpicado de expresiones abruptas a poco que uno tropiece con la oreja mientras camina por las aceras.



Aún recuerdo aquellos años en los que blasfemar era una falta penalizada con multas de «hasta cincuenta pesetas» cuando el protagonista lo hacía en lugares de concurrencia pública. Incluso permítaseme una frivolidad para mostrar el candor de algunos blasfemos de la época que sustituyeron socarronamente su hábito malsonante por expresiones para el regocijo como lo era aquello de quien, especialmente airado, estaba dispuesto a depositar sus heces coloquiales sobre «los chinches de la cama del sacristán» o «en las troneras del templo parroquial».

En el ámbito coloquial de nuestros tiempos se ha producido un cambio radical y generalizado en el uso de estas «muletillas» por demás semejantes a lo que en otros tiempos era inherente a la condición de carreteros y gañanes a quienes lo soez se indultaba por razón de oficio. Según parece, determinados exabruptos eran la mejor de las fórmulas para estimular a la obediencia de las bestias a las que conducían y, de paso, descargar la ira contra las anarquías y desencuentros que la irracionalidad de los animales provocaba.

Pues bien; tal parece que en estos tiempos se ha recuperado el hábito del taco ―en tono menor― y la palabrota ―en agudos con do de pecho― como fórmula de desahogo en algunos casos y como «cantinela» curalotodo en otros. Incluso no es nada infrecuente que la belleza y el encanto del hablar femenino se haya visto invadido por esta forma de expresión salpicada de desbarros, cuando menos poco elegantes. 



Desde luego la libertad y la igualdad caminan paralelas y a nadie se le puede reprochar el uso a su antojo del vocabulario y las interjecciones malsonantes por razón de sexo. Faltaría más. Sin embargo, permítaseme cuando menos una cierta perplejidad consecuente con la dilatada experiencia del vivir. Ahora, en las generaciones de las nacidas en los años cuarenta a sesenta no es fácil escuchar exabruptos en la mujer acostumbrada a otros modos más discretos en la conversación. Y, si alguna incluye en la tertulia algún taco de bajo calibre, no sólo no resulta reprobable, sino que sirve de aliño jovial al conjunto de la expresión. 


Pero coincidir con un grupo de ruidosos/as quinceañeros/as, en plena lucha verbal por sacar adelante sus propuestas lúdicas, puede revelar la zafiedad más deplorable para quien no está curtido en los modales de la relación moderna entre amigos y amigas. Y aquí es donde está el meollo de la inelegancia. Los «acogotados» tiempos de los años cuarenta a setenta, repletos de censura para esta peculiar maña, han dado paso a las libertades democráticas en que, sin saber por qué, han reverdecido aquellas trallas a las que los carreteros añadían sus «sonoras» imprecaciones. 

Sólo una réplica como hombre de letras. Aludir a los atributos masculinos para usarlos envueltos en imprecaciones «de apoyo coloquial» parece que, cuando se pronuncian en bocas femeninas, produce una cierta perplejidad y, para quienes peinamos canas y aprendimos a valorar la feminidad de los modales, un desencanto. 


Por lo demás, mis respetos para el grupo de quinceañeros/as que me han dado la oportunidad, ―por otro lado indeseada―, de participar de su tosco vocabulario, cuando menos, poco cauteloso. Si acaso, reclamar para el futuro un poco más de cordura en los decibelios. Aliviaría un poco la desilusión.



LA PRUEBA DEL NUEVE

LA PRUEBA DEL NUEVE

Hay una red ―«comercial.punto.com»―  empeñada en practicar la «prueba del nueve» con irreprochable generosidad en todas sus ofertas. Siempre elude el redondeo para que  los posibles clientes, alentados con tan espléndida liberalidad, agradezcan sus rebajas y se sienten privilegiados cada vez que un artilugio que vale cien euros, cincuenta o cuarenta sólo hayan de pagar por el primero 99,99€, por el segundo 49,99€, por el tercero 39,99€ y así un largo etcétera con baile a la baja de millares, centenas o decenas, en ofertas que increíblemente encandilan a las mentes. Es obvio que algún mecanismo cerebral elimina de nosotros la racionalidad para hacer el juego a las leyes del consumo y sus atractivos comerciales.  



Es todo un alarde del moderno marketing capaz de convencer al cerebro de que la rebaja aludida no deja de ser una sensible atención al cliente. Incluso la devolución del céntimo es todo un símbolo de la cordial aceptación del ardid comercial.

La evidente ironía con la que pretendo juzgar esta fórmula de atracción de ventas, no lo es tanto si analizamos que se trata de un hecho universal y que la mente humana acepta de muy buena gana el más que evidente artificio. Porque cuando algún posible comprador transmite a terceros el precio de la cosa, jamás redondea y acepta los noventa y nueve céntimos como un dato decisivo para la aceptación final de compra.

Supongo que la psicología dispondrá de algún argumento para analizar el porqué de semejante fractura mental pero, por nuestra cuenta, sólo podemos asegurar que el valor de las cosas, por muy engañoso que se presente, adquiere un punto de vista nuevo que altera el sentido común  y estimula a los compradores.  Todo es cuestión de eludir algún dígito en las decenas, centenas, millares, etc. para que la «prueba del nueve» resulte comercialmente cuadrada.

domingo, 3 de agosto de 2014

EL CHUPA CHUPS

EL CHUPA CHUPS

Con la llegada de las vacaciones, especialmente las del verano, la presencia de los nietos en casa de los abuelos es como una luz que ilumina los rostros y proporciona alegría. Donde todo era quietud y serenidad, ellos lo convierten en bullicio, risas y, por qué no decirlo, algún que otro alboroto.

Siendo todo esto un auténtico regalo para despertar del letargo el mano a mano de los abuelos, también tiene algunas servidumbres que, de puro simples y elementales, sirven para descubrirnos la merma en la agilidad y reflejos que los años nos han ido robando. Y para muestra un botón.

Cada vez que una piruleta, un chupa-chups, una bolsa de patatas fritas, cheetos, sobrecitos de cromos, muñequitos embutidos en plástico o cosa semejante ―con la advertencia de «abre fácil»― que cae en sus manos, un servidor se echa a temblar. Estoy dispuesto a admitir mi torpeza y hasta a recibir vituperios, pero reto a los que me lean esto, a que hagan la prueba con un chupa-chups como con el que mis dos nietos y yo nos hemos peleado. Sin duda hay un truco, una muesca, un comienzo que facilite el desenvolverlo, pero conste que, en esta ocasión, se puso tan terco que ni ellos ni yo conseguimos doblegar su testarudez. Incluso nos sentamos al amparo de la sombra de una generosa acacia que nos miraba con evidente conmiseración y en algún momento hasta con socarronería.

Al final, y después de marear la bola, fue la más pequeña la que dio con el secreto y con un leve gesto, «déjame a mí, abuelo» y una uña precisa dio con el final del envoltorio y la testaruda bolita  desveló su contenido.

EL ENTRENADOR PERSONAL

En ocasiones, lo insólito se cuela paralelo a lo largo del carril y se convierte en muestra para el debate íntimo; y este es el caso que me ha estado rondando a lo largo de la pasada semana.

Cada día y a la misma hora he podido contemplar a un varón ― probablemente superados los sesenta años― caminando hacia atrás siguiendo la línea discontinua que separa las dos direcciones de una calzada sin tráfico de vehículos a motor. A partir de la primera presencia, di en pensar que algo poco ordinario había en tal conducta. ¿Acaso alguna terapia impuesta? ¿Quizás una estimulación de reflejos? ¿Podía ser una forma de meditación?
 Al cabo de los días sucesivos he pensado que en ningún caso se trata de un trastorno mental porque el grado de serenidad y control de movimientos del cuerpo no es posible realizarlos con tanta perfección y exquisito cuidado como lo observado. Y ya se sabe, una consulta al Google y asunto concluido.


EL ENTRENADOR PERSONAL

Enlace:


«Caminar hacia atrás se practica desde hace mucho tiempo, especialmente entre las personas mayores como parte del ejercicio diario para estar mental y físicamente en forma. Este tipo de práctica también se conoce como retro-ejercicio.
Mucha gente en Japón practica este tipo de ejercicio de caminar o correr hacia atrás. De esta forma, se queman varias veces más calorías que el modo tradicional de ejercicio para hacer footing. En los entrenamientos de diversos deportes como el fútbol, baloncesto o tenis donde se requiere que los jugadores se muevan en todas las direcciones una de las rutinas de entrenamiento es correr hacia atrás...»

 BENEFICIOS:
— Se define parte del desarrollo muscular en las piernas que hace que estén más fuertes. También se mejora la coordinación deportiva. Este tipo de ejercicios nos ayuda a mejorar el equilibrio. Algunas personas lo utilizan para la rehabilitación de las lesiones.
— Caminar o correr hacia atrás requieren más esfuerzo físico de lo normal. Es probable que su frecuencia cardíaca aumente aún más en comparación cuando se está moviendo hacia adelante.
— Muchos japoneses realizan este tipo de ejercicio de caminar o correr hacia atrás para quemar más calorías.
— Con 100 pasos hacia atrás estamos quemando las mismas calorías que si realizáramos de 300 a 500 pasos convencionales hacia delante.
— Además, cuando se ejecuta este tipo de entrenamiento de manera inconsciente se aumentar la longitud de la zancada en cada paso hacia atrás.
— Muchos velocistas incorporan este tipo de ejercicio en su rutina de entrenamiento.
— Por último, pero no menos importante, caminar hacia atrás es una buena manera de bajar cuestas muy empinadas si sufrimos dolor de rodilla o lesiones en músculos del tren inferior. Caminando hacia atrás tenemos una menor presión sobre la articulación de la rodilla.


miércoles, 30 de julio de 2014

GRAFFITIS Y GRAFFITIS

Hay que convenir en que algunos de nuestros estudiantes y, otros afines, merecen todos los elogios para una conducta como la suya, capaz de sustituir su tiempo de libre disposición y albedrío, por el admirable afán de acrecentar su caudal de conocimientos de expresión escrita y convertirles en una  muestra solidaria de sus excepcionales aptitudes. A poco que uno preste atención a sus «muestras gráficas» puede llegar a numerosas conclusiones. Entre ellas, la de que no son banales sus esfuerzos y que representan un futuro halagüeño para el desarrollo de las actividades profesionales, sociales, culturales y económicas de las futuras generaciones. Trazos de firmeza concluyente muestran un decidido empeño que les permitirá superar dificultades y obstáculos; inclinaciones de rasgos a un lado y a otro de su escrito confirman la indudable tendencia de contactar con los demás (espíritu de equipo); escritos ascendentes responden a actitudes vitalistas; líneas horizontales nos indican un carácter firme que no se deja llevar por el entusiasmo ni por el desánimo...etc.  En fin, un excelente abanico de personalidades dispuesto para afrontar los retos del futuro con las máximas garantías de éxito.  

Incluso hay ocasiones en las que se descubren muestras de solidaridad hacia alguna persona sobresaliente por sus hazañas deportivas. Es el caso que se muestra en la imagen a continuación en el que un famoso atleta, cuyos méritos le han hecho merecedor de figurar como ejemplo ciudadano de constancia, esfuerzo y pundonor, al que muestren su incondicional apoyo. Cómo se verá, en él, los escritores han querido plasmar junto a su imagen, el alto grado de estima que les merecen sus hazañas convirtiendo cada una de las firmas en un galardón personal para sus hazañas deportivas.



Uno, que aunque no es muy viajado que digamos, ha podido comprobar, no sin cierta dificultad por su escasez, algunas muestras gráficas de este «arte pendolista» en diversas ciudades y pueblos, que en nada superan en cantidad ni calidad a las que nosotros disfrutamos en Burgos. Es, por demás halagüeño, por ejemplo, que entre la pléyade de peregrinos que discurren por la ciudad, sea frecuente que guarden en su retina la impronta de las más espectaculares muestras de grafismo que abundan a su paso; fachadas, reclamos publicitarios, señales de tráfico, algún que otro árbol, farolas, bancos públicos, muros y monumentos de larga y honrosa historia, estatuas, paneles, mapas de información turística, centros educativos...;  y un largo etcétera, demuestra la «abundante creatividad» que convierte a la ciudad en un claro ejemplo cultural que ofrecer a propios y extraños. Será para cada peregrino un «grato recuerdo» de su paso por nuestra ciudad.

Por otro lado, hay que reprochar a los poderes públicos su desmedido afán por evitar, más o menos eficazmente, que los autores de estos trabajos lleven a cabo sus encomiables esfuerzos de mejora en la expresión gráfica. Se ha dado el caso de que sorprendidos los encargados de esta tarea en pleno actividad de limpieza, coincidieron con un «escritor» de corta edad que provisto de spray (atomizador o aerosol en castellano) iniciaba su tarea diaria «estorbado» por los primeros. Incluso estos cometieron la torpeza de increparle duramente con la ayuda de un paseante que discurría por el lugar. A las voces de reproche acudió el padre del chaval que a punto estuvo de emprenderla a guantazos contra el trío represor. «Mi hijo es libre de hacer lo que le venga en gana en uso legítimo de sus libertades», argumentó.

Una última cosa que añadir. Según los poderes públicos municipales, los trabajos de aseo que «estorban deliberadamente la legítima libertad señalada» supusieron el irrisorio gasto de quinientos mil euros en el año 2012.
un burgalés paciente

ESTO, ES OTRA COSA:


lunes, 28 de julio de 2014

CATALINA

Hace bastante fresquito por las mañanas, pero el aire está tan limpio que el pedalear, aunque sea superando repechos de poca monta, es un verdadero placer. Hay otro placer añadido que con el tiempo y la frecuencia se convierte en verdadera relación de amistad entre los ciclistas del carril. Pedalear a diario por el mismo recorrido y a la misma hora, se convierte en lugar de reencuentro común para los velocipédicos habituales que coincidimos en el paseo. Al cabo de unos días, la frecuencia y las coincidencias en el trasiego de catalinas* hace que las miradas entre colegas comiencen a contemplarse con simpatía primero, con una sonrisa más tarde y en un saludo cordial definitivo que ya se repite cada día.

Y este es el caso. Todos los días nos reencontramos un colega él para allá y yo de regreso, a todas luces también muy jubilado y pertrechado de la manera más sensata; zapatillas a lo Bahamontes, casco multicolor, gafas RAYBAN polarizadas, chándal hasta la cintura, culote a lo Valverde y guantes con dedos recortados. Sin duda, todo ello para conservar indemne su voluminosa envergadura y, de paso, su dignidad de ciclista convencional. Su bicicleta es una brillante «todoterrenazo» como a sus cinco años la llamaba un sobrino mío.  Lamentablemente mi estampa no cuadra con semejante señorío y la bicicleta que pedaleo es plegable, ruidosa y, para mí, algo pesada cuando cargo con ella camino del trastero.

Hoy, por primera vez, a lo largo de una repetida secuencia semanal de encuentros, hemos decido acompañar a la sonrisa, el «hasta luego» habitual entre conocidos que acaso termine con unas cañas, unos pinchos de chorizo con esquina de pan en el bar de Fuentesblancas y una franca charla entre camaradas. Sentados a la mesa con este aperitivo, iniciaremos sendas tertulias mañaneras para recordar otros tiempos y otras epopeyas y, sobre todo hablar de la crisis, los impudores, de lo jodido perdón por el vocablo pero es lo que se lleva en coloquios semejantesde estos tiempos amorales y, finalmente, de los nietos de cada uno para sellar definitivamente nuestra amistad, porque los nietos son otra cosa.

Así que, como se puede ver, lo del carril bici puede ser algo más que sólo un simple ejercicio físico saludable y provechoso para la salud de cuerpo y alma. 
Catalina

                                                                                     
                                                                                                                                               Ontillera
      

COSAS DE LA LUNA Y EL SOL

Hace ya de esto muchos años, tantos que ya he perdido la cuenta del momento de la anécdota que me ha recordado el aniversario de los cuarenta y cinco años cumplidos desde que el primer hombre puso sus pies en la luna. Fue en el día 21 de julio de 1969 cuando el comandante Neil Armstrong puso su pie en la superficie lunar. Eran las 2:56, hora internacional. Seis horas y media antes, el módulo lunar se había posado al sur del Mar de la Tranquilidad.

«La televisión transmitió en directo este acontecimiento. Millones de personas, en todo el mundo, asistieron con emoción al momento en el que, por primera vez, el hombre llegaba a la Luna. Primero bajó Armstrong y el mundo entero contuvo la respiración. Entonces, se le oyó decir aquella frase que ha pasado a los libros de historia: «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la Humanidad».




Sin embargo, y por lo que se ve, no parece que el desarrollo del proyecto y el resultado final de la llegada, hayan confirmado definitivamente  la credibilidad de la hazaña a lo largo de los cuatro puntos cardinales de la esfera terrestre. Desde luego tampoco en la piel de toro. Porque este día, siguiendo habitual costumbre diaria de la emisora de radio Onda Cero, se convocó también al auditorio de «fósforos» ―según peculiar apelativo para los adictos al programa― para que mostraran sus personales vivencias en el momento del alunizaje. El que más y el que menos, vivió, según pude comprar, desde en múltiples estados de inquietud, considerando la audacia como un riesgo alarmante para la integridad física de los astronautas, hasta una tensión de las de pellízcame que no me lo creo.  Pero no todo fueron parabienes porque, entre los fósforos, se despachó uno que, libreta en mano y recopiladas en ella las sucesivas visitas a la luna que, según en él, en ningún caso se produjeron, dio por hecha la falsedad porque se abortó la difusión televisiva de las mismas y eso era muy sospechoso.

¿Que qué tiene que ver todo esto con la anécdota de escuela prometida? ―en este caso de una maestra destinada en un agreste lugar del páramo burgalés―. Pues en que, en este caso, se coordinaron la desconfianza y la rudeza del opinante al considerar absolutamente falsa de credibilidad la rara costumbre de la Tierra que se pasa cada uno de los trescientos sesenta y cinco días empeñada en un ciclo anual para dar la vuelta alrededor del Sol. Y desde luego nada más aberrante que enseñar a los niños que el Sol no se mueve y que es la juguetona Tierra la que se entretiene girando a su alrededor durante las veinticuatro horas con las que completa el día.


(Imágenes en Google)

La niña, hija del pastor de ovejas del lugar, volvió triste y compungida a clase al día siguiente de la lección aprendida. Por lo visto, el padre llegó a considerar a la profesora como farsante y reo de falsedad, cosa que ofendía al cariño que ella la profesaba. «A él le podían venir con semejantes monsergas después de comprobar día a día, desde los doce años que sus padres le dedicaron al pastoreo, quien se movía alrededor de quien». «¡¡El sol —le había dicho a la pequeña, entre irritado e insolente—, sale por las mañanas por detrás de los riscos de la Cueva del Moro y, después de pasar a lo largo de la mañana y la tarde por’cima de mi cabeza, las de las ovejas y el perro, al atardecer desaparece por detrás del aprisco del señor Matías y yo jamás he sentido semejante baile de la tierra que tengo bajo los pies!!». 


Algunos improperios más debieron de salpicar semejante desaire y la señorita, con buen criterio y conocida la terquedad del descreído, prefirió dejar para mejor ocasión una lección particular al pastor y consoló a la alumna con la respuesta de que el tiempo lo cura todo, incluso aunque la tozudez sea un mal irreparable en algunos casos, y que sólo se puede arreglar con inteligencia y la cultura que ella estaba atesorando.
Ontillera
Julio 2014

jueves, 24 de julio de 2014

FERIA MEDIEVAL EN VILLADIEGO

El pasado sábado fui visitante privilegiado de esta Feria Medieval en Villadiego al poder aportar mi humilde colaboración a un evento que, como nacido en la villa, me enorgullece de manera especial. Gracias a la amabilidad de los concurrentes pude saciar mi afición a la fotografía y de paso valorar el notable esfuerzo de un colectivo de artesanos que, capaces de hacer de su tiempo libre un espacio para el rescate de costumbres y habilidades medievales, mostraban su entusiasmo y sus tareas en una exposición de trabajos de excelente calidad y múltiple iniciativa. Confirmaban con ello la labor callada y paciente de quienes, de este modo, comparten sus aficiones y destreza y las ponen a disposición de quienes consideran una tarea noble la de rescatar usanzas de la vida rural arrinconadas, y las ponen a disposición de quien desee mostrarles su agrado.

Vayan estas imágenes como expresión de reconocimiento para las facilidades con las que pude realizar mi afición y de paso, convertirlas en escaparate de un muestra para el recuerdo y el orgullo. 
Ontillera
19 de julio 2014


ATENCIÓN CICLISTA URBANO



Tengo a gala el haber conseguido acomodarme a los nuevos tiempos, aun con sus virtudes y yerros, y aunque mantengo el talante abierto a todo, no puedo por menos que sentir algunas perplejidades que, a menudo,  me dejan sumido en un pasmo.

Es el caso que he reiniciado mis habituales correrías por el carril bici, según me estaban reclamando con insistencia mis extremidades, mis tendencias lúdicas de jubilado y, por qué no decirlo, mi familia que quiere para mi vejez la práctica de un poco de ejercicio al aire libre, según sabios consejos de la naturaleza y los facultativos de turno. Incluso, para mi seguridad física y mental, mi esposa, hijas y nietos me encomiendan cada día a toda la corte celestial para que no cometa imprudencias y regrese indemne. Léase con el vaquero rasgado, la moradura en el pómulo y la bicicleta para cambiar de modelo.

Pero no es esto lo que quiero relatar hoy.


Siempre suelo incorporarme al carril bici en el mismo lugar y con las mismas precauciones de prudencia que, entre el sentido común y los reflejos reducidos por el tiempo, me aconsejan. El caso es que, delante de mí, pedaleaba airoso otro aficionado siguiendo escrupulosamente la derecha del carril y sin invadir en ningún momento la acera peatonal que discurre paralela y unida a este. En esas estábamos ambos cuando a unos escaso metros por delante, un par de comadres, entretenidas en alegre parloteo, caminaban ocupando ambas direcciones de nuestra vía. Clamorosa usurpación, según se verá, que mi colega resolvió haciendo sonar el timbre con una alegre cantinela capaz de estimular al más reacio de los peatones y que hizo reaccionar de manera furibunda a las dos caminantes. Efectivamente; ambas mujeres dejaron libre el centro de la ruta no sin disgusto y al tiempo de increpar al intruso que, según ellas, desconocía la más elemental de las reglas del ciclista ciudadano. La señal que preside este relato es un lema que practicamos todos, o al menos la mayoría sensata, no por imposición sino por convicción y sentido común. Haciendo caso omiso del vocerío, mi camarada siguió su rodar, ahora ya libre y, probablemente bastante pasmado como lo estaba yo.

Escarmentado en cabeza ajena, al llegar a la altura de las mujeres, que erre que erre seguían caminando por el carril y ahora vociferando contra la falta de civismo de los ciclistas, tomé la decisión de superarlas, adelantándolas por la acera peatonal justo en el momento en que, inopinadamente, se incorporaba a esta una madre empujando el carrito con su bebé. Así que por escapar de un enredo me metí en otro porque la señora, esta con excelentes modales, me reprochó a mi también el uso de su espacio, dicho sea de paso, con todo el derecho del mundo.

Según esto, necesito que, desde los poderes públicos, alguien ilumine mi cacumen herido y me resuelva este embrollo porque, entre ambas alternativas discutibles, a mí sólo se me ocurre la posibilidad de cargar la bicicleta a los hombros y caminar con ella hasta los caminos por los que antaño discurrían los animales de labor en las tareas agrícolas. Que en realidad es lo que hacíamos los chicos de los años cincuenta cuando el carril bici no era ni siquiera una quimera.


Don Ramón de Campoamor me hubiera dicho que

«En este mundo traidor,
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color
del cristal con que se mira», 

Ontillera
Julio, 2014

jueves, 17 de julio de 2014

VILLADIEGO EN FIESTAS

VILLADIEGO Y AGOSTO DEL 2012  

TERCER DÍA DE LAS FIESTAS PATRONALES


Tercer día de las fiestas patronales y Villadiego amanece bajo el hermoso paraguas azul del cielo castellano. Un sol espléndido ilumina cada rincón de la villa con la promesa de otro día para el recuerdo. La Puerta Norte sigue abierta asegurando a los visitantes un abrazo acogedor para quien tenga el propósito de disfrutar de la hospitalidad de la villa. 
Hoy me he levantado con los luminosos rayos de sol que se colaban estimulantes entre los cuartillos de mi ventana y, después de rapar las barbas y remojar el cuerpo y el alma bajo el agua de la ducha, he cargado mis bártulos de humilde aficionado a la fotografía y he salido de safari. 
He querido mirar una vez más a la villa que me vio nacer desde las pocas alturas que la circundan. Y, desde el Alto la Riba, aunque los árboles no me dejaban admirar el bosque urbano al completo, he podido imaginar, como el Diablo Cojuelo, las imágenes de mis paisanos rendidos a la trasnochada de unas fiestas para las que no encuentro mejor elogio que memorables. 
Aún quedaban sobre tejados y miradores las tonadas meridionales del último evento que, ayer, llenó la Plaza Mayor de belleza, luz, color y emociones flamencas. Y en el aire limpio de la mañana han desfilado sobre tejados y balconadas, los desfiles de carrozas repartiendo arte y delirio; la alegría de las peñas multicolores, entregadas al placer de estimular a la fiesta y al buen humor; las celebraciones litúrgicas dedicadas a la Virgen y el buen San Roque que por una vez en el año recorren la villa para bendecir vidas y sueños; la espectacular belleza de la Corte de Reinas, cuya apostura y dignidad han llenado de honores a la villa y asombro a propios y extraños; las alegres dianas y los conciertos magistrales a cargo de la Asociación Musical de Villadiego; el vermú del medio día; el buen yantar de una tierra que conserva los valores culinarios ancestrales, con especial devoción del cordero asado al estilo Villadiego, las jijas y la morcilla; el sol y sombra de la sobremesa y las cañas frescas de la tarde; los fuegos artificiales llenando de asombro y color los ánimos y la noche; los bailes, las corridas de toros, las verbenas, los conciertos de guitarra y música coral en el flamante Auditorio «Príncipe Felipe» y de órgano en el templo de Santa María; las exposiciones en Museos y templo de Santa María… Y para completar el ámbito cultural, el especial Acto Conmemorativo que celebra el 200 Aniversario de la Independencia de Paraguay y en Memoria del ilustre oriundo de la villa  D. Bernardo de Velasco y Huidobro (Villadiego, 1765, Asunción, Paraguay, 1822) militar español, último gobernador de la Intendencia del Paraguay. 
Finalmente, he sentido la emoción de los numerosos reencuentros entre amigos que vivimos al alimón niñez y adolescencia. Siete decenas largas de años coleccionamos todos ya y los recuerdos de otras fiestas y otras venturas nos han unido en el amor a la tierra que nos vio corretear y en el firme propósito de seguir llevando su nombre donde quiera con el más legítimo de los orgullos.
Por todo ello, porque he disfrutado «de lo lindo» ―como era expresión superlativa del regocijo en labios de nuestros mayores― quiero mostrar mi agradecimiento a cada una de las personas que lo han hecho posible. Y, como en Fuenteovejuna, sigamos todos a una engrandeciendo lo que ya lo es mucho por el esfuerzo del trabajo, la cultura y el bien hacer de regidores, asociaciones y vecinos. 
Ontillera
17 de agosto 2012

sábado, 28 de junio de 2014

jueves, 5 de junio de 2014

ACOGER Y COMPARTIR ong

ACOGER Y COMPARTIR
Después de haber dedicado más de cuarenta años a las tareas de enseñar a leer, —y algunas otras cosas más— a decenas de niños, las imágenes que muestra este vídeo no pueden ser más reveladoras del agradable impacto que  me produce la presencia bulliciosa y alegre de los pequeños haitianos.  Contemplar a estos niños mostrando sus miradas limpias, sus gestos infantiles abiertos a la vida y su elocuente sonrisa, es una evidencia reveladora de su capacidad para considerarse felices y agradecidos a pesar del escenario de desolación y privaciones que les rodea. Aun habiendo sido víctimas de un desastre natural de proporciones pavorosas, y, en alguna medida, del abandono y la incuria humana, nada puede impedirles que sus ansias por vivir se hagan presentes ante una cámara acogedora y dispuesta a divulgar lo que para ellos significa un gesto de atención y cariño.

Una ONG, «Acoger y Compartir», tiene como objetivo la construcción de una Casa de Acogida para los niños de Puerto Príncipe (Haití) y extiende sus manos allá en donde la solidaridad humana esté dispuesta a compartir para que ellos puedan albergar. Y de las voces de dos grandes de la música como son Pablo Milanés y Kepa Junkera, se muestra el resultado de este precioso vídeo en el que también la calidez interpretativa de Prado a quien me unen la estima familiar y la admiración por su gesto solidario añade la dulzura de su voz tan espontánea y delicada como lo es su propósito solidario.
Enhorabuena y suerte para el proyecto.


 Pablo Milanés

Kepa Junkera

Prado Pérez de Madrid y Luis Pérez Duque, AURAMÚSICA
Clic en este enlace:



miércoles, 4 de junio de 2014

MI AMIGO ELISEO

Mi amigo Eliseo, compañero en el propósito de divulgar la música Coral con nuestro grupo de Cámara “San Esteban” de Burgos, posee la gran virtud de repartir sonrisas, cuando no carcajadas, con un talante y un humor siempre oportuno que convierte en placentera su relación con los demás. Y así es que su mente abierta, solidaria y positiva por naturaleza, también se hace eco de lo que conmueve y estimula.

De modo que, que fruto de su sentido solidario, me envía uno de esos numerosos mensajes que circulan por la red con especial carga emotiva, que conmueve y reclama apoyo para una causa que sólo busca divulgar esperanza y ternura. En él, la evidencia de las imágenes estimula a quien ama la infancia y sufre cuando la enfermedad de los pequeños hace mella en sus cuerpos doloridos


...Porque los niños no pueden luchar contra el cáncer solos...

Haz clic en este enlace:

lunes, 2 de junio de 2014

52 FOTOGRAFÍAS DE LARGA EXPOSICIÓN



Este post muestra 52 de las fotografías de larga exposición más impresionantes e increíbles realizadas por los fotógrafos más brillantes. Tanto si eres un fotógrafo, o simplemente un admirador, estas imágenes te dejará sin aliento.

Clic en el siguiente enlace:
52 Stunning Long Exposure Photographs | Creative Fan

miércoles, 28 de mayo de 2014

BEAGLES. PRIMERA EXPERIENCIA DE LIBERTAD

Seis Beagles tienen la suerte de experimentar la libertad por primera vez en su vida. Los Beagles son utilizados por las compañías de investigación debido a su naturaleza amable, confiado y dócil y se adaptan bien a vivir en una jaula. Aquí se muestra su rescate de un laboratorio de investigación en Nevada por el Beagle Freedom Project. El Beagle Freedom Project trabaja con las instituciones de investigación para proporcionarles la adopción una vez que no se necesitan para la investigación.


Clic en el siguiente enlace:
Beagles Experience Freedom

Los beagle son una raza de perros de tamaño pequeño a mediano. Tienen un aspecto similar al foxhound, pero de menor tamaño, con patas más cortas y orejas más largas y suaves. Este perro, clasificado en el grupo 6, sección 1.3 por la Federación Cinológica Internacional, es un sabueso utilizado principalmente para rastrear liebres, conejos y otras piezas de caza. Su gran capacidad olfativa e instinto de rastreo hace que se utilicen como perros de detección de importaciones agrícolas prohibidas y productos alimenticios en cuarentena a lo largo de todo el mundo. Son animales inteligentes, y populares como animales domésticos debido a su talla, carácter tranquilo y carencia de problemas de salud congénitos. Estas características también hacen de ellos una opción como sujeto de experimentación in vivo.
Aunque esta raza existe desde hace más de 2000 años, el desarrollo moderno de su cría comenzó en Gran Bretaña en torno a los años 1830 junto con otras razas como los talbot, el north country beagle, el southern hound y posiblemente el harrier.
Los beagles han sido representados en la cultura popular desde la época isabelina tanto en la literatura como en la pintura y, más recientemente, en el cine, los cómics y la televisión. A menudo se cita a Snoopy, uno de los personajes principales de la tira cómica Peanuts, como «el beagle más famoso del mundo».

De la wikipedia
http://es.wikipedia.org/wiki/Beagle




ZODIAC

Gijón siempre ha sido nuestro refugio preferido en las escapadas en busca de terapias de remedio contra la ansiedad. Esos espacios grises en...