LA PRUEBA DEL NUEVE
Hay una red ―«comercial.punto.com»―
empeñada en practicar la «prueba del
nueve» con irreprochable generosidad en todas sus ofertas. Siempre elude el
redondeo para que los posibles clientes, alentados con tan
espléndida liberalidad, agradezcan sus rebajas y se sienten privilegiados cada
vez que un artilugio que vale cien euros, cincuenta o cuarenta sólo hayan de
pagar por el primero 99,99€, por el segundo 49,99€, por el tercero 39,99€ y así
un largo etcétera con baile a la baja de millares, centenas o decenas, en
ofertas que increíblemente encandilan a las mentes. Es obvio que algún mecanismo
cerebral elimina de nosotros la racionalidad para hacer el juego a las leyes
del consumo y sus atractivos comerciales.
Es todo un alarde
del moderno marketing capaz de convencer al cerebro de que la rebaja aludida no
deja de ser una sensible atención al cliente. Incluso la devolución del céntimo
es todo un símbolo de la cordial aceptación del ardid comercial.
La evidente
ironía con la que pretendo juzgar esta fórmula de atracción de ventas, no lo es
tanto si analizamos que se trata de un hecho universal y que la mente humana
acepta de muy buena gana el más que evidente artificio. Porque cuando algún
posible comprador transmite a terceros el precio de la cosa, jamás redondea y
acepta los noventa y nueve céntimos como un dato decisivo para la aceptación
final de compra.
Supongo
que la psicología dispondrá de algún argumento para analizar el porqué de
semejante fractura mental pero, por nuestra cuenta, sólo podemos asegurar que
el valor de las cosas, por muy engañoso que se presente, adquiere un punto de
vista nuevo que altera el sentido común
y estimula a los compradores.
Todo es cuestión de eludir algún dígito en las decenas, centenas,
millares, etc. para que la «prueba del nueve» resulte comercialmente cuadrada.
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