VILLADIEGO Y AGOSTO DEL 2012
TERCER DÍA DE LAS FIESTAS PATRONALES
Tercer día de las
fiestas patronales y Villadiego amanece bajo el hermoso paraguas azul del cielo
castellano. Un sol espléndido ilumina cada rincón de la villa con la promesa de
otro día para el recuerdo. La Puerta Norte sigue abierta asegurando a los
visitantes un abrazo acogedor para quien tenga el propósito de disfrutar de la
hospitalidad de la villa.
Hoy me he levantado con
los luminosos rayos de sol que se colaban estimulantes entre los cuartillos de
mi ventana y, después de rapar las barbas y remojar el cuerpo y el alma bajo el
agua de la ducha, he cargado mis bártulos de humilde aficionado a la fotografía
y he salido de safari.
He querido mirar una
vez más a la villa que me vio nacer desde las pocas alturas que la circundan. Y,
desde el Alto la Riba, aunque los árboles no me dejaban admirar el bosque
urbano al completo, he podido imaginar, como el Diablo Cojuelo, las imágenes de
mis paisanos rendidos a la trasnochada de unas fiestas para las que no
encuentro mejor elogio que memorables.
Aún quedaban sobre
tejados y miradores las tonadas meridionales del último evento que, ayer, llenó
la Plaza Mayor de belleza, luz, color y emociones flamencas. Y en el aire
limpio de la mañana han desfilado sobre tejados y balconadas, los desfiles de
carrozas repartiendo arte y delirio; la alegría de las peñas multicolores,
entregadas al placer de estimular a la fiesta y al buen humor; las
celebraciones litúrgicas dedicadas a la Virgen y el buen San Roque que por una
vez en el año recorren la villa para bendecir vidas y sueños; la espectacular
belleza de la Corte de Reinas, cuya apostura y dignidad han llenado de honores
a la villa y asombro a propios y extraños; las alegres dianas y los conciertos
magistrales a cargo de la Asociación Musical de Villadiego; el vermú del medio
día; el buen yantar de una tierra que conserva los valores culinarios
ancestrales, con especial devoción del cordero asado al estilo Villadiego, las
jijas y la morcilla; el sol y sombra de la sobremesa y las cañas frescas de la
tarde; los fuegos artificiales llenando de asombro y color los ánimos y la
noche; los bailes, las corridas de toros, las verbenas, los conciertos de
guitarra y música coral en el flamante Auditorio «Príncipe Felipe» y de órgano
en el templo de Santa María; las exposiciones en Museos y templo de Santa
María… Y para completar el ámbito cultural, el especial Acto Conmemorativo que
celebra el 200 Aniversario de la Independencia de Paraguay y en Memoria del ilustre oriundo de la villa D.
Bernardo de Velasco y Huidobro (Villadiego, 1765, Asunción, Paraguay, 1822) militar español, último gobernador de la Intendencia del Paraguay.
Finalmente, he sentido la emoción de los numerosos reencuentros entre amigos que vivimos al alimón
niñez y adolescencia. Siete decenas largas de años coleccionamos todos ya y los
recuerdos de otras fiestas y otras venturas nos han unido en el amor a la
tierra que nos vio corretear y en el firme propósito de seguir llevando su
nombre donde quiera con el más legítimo de los orgullos.
Por todo ello, porque
he disfrutado «de lo lindo» ―como era expresión superlativa del regocijo en
labios de nuestros mayores― quiero mostrar mi agradecimiento a cada una de las
personas que lo han hecho posible. Y, como en Fuenteovejuna, sigamos todos a
una engrandeciendo lo que ya lo es mucho por el esfuerzo del trabajo, la
cultura y el bien hacer de regidores, asociaciones y vecinos.
Ontillera
17 de agosto 2012
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