Siempre he sido un ferviente lector de
textos relacionados con mi condición de castellano y, por aquello de que
nobleza obliga, no he perdido oportunidad que me pusiera en contacto con mis
orígenes y la historia de mis ancestros próximos o remotos. Películas,
documentales, escenarios teatrales y cualquier otra muestra literaria al caso,
han tenido en mí un devoto de la historia de las gentes que configuraron los
reinos de Castilla y León a los que me honro en pertenecer.
Por eso, y tan reciente como hace sólo
algunas horas, he asistido a una representación en la que el monumental cenobio
de San Salvador de Oña, el espectacular brillo de la representación, el
preciosismo del vestuario, los elementos musicales y luminosos y la apostura de
actores y actrices participantes, han convertido la representación del Cronicón
de Oña en una más que valiosa muestra del bien hacer de un Fuenteovejuna
moderno que llena de orgullo y gloria a la villa oniense.
En esta última edición he participado de la
representación con mi familia y he podido
añadir a mi colección de eventos históricos contemplados, el prodigioso
espectáculo de la historia que forjó a Castilla y León entre los años 970 a
1072.
No es mi
propósito hurgar en la serie de encomiables calificativos que me ha merecido el espectáculo y que son
innumerables. Baste sólo el hecho de que mi propósito íntimo de acudir en
futuras muestras, sólo podrá impedirlo algún imponderable, porque allí estaré
tan absorto y entusiasmado como lo he estado en esta ocasión.
Mi más cordial enhorabuena y mi más sincero
agradecimiento a todos y cada uno de los que hacen posible tan esplendida
puesta en escena del entrañable periodo de historia castellano leonesa.
Gracias a todos
Eduardo García
Definitivamente, este veranos os está resultando intenso y muy interesante. Me alegro.
ResponderEliminarSaludos cordiales.