La historia de Hachi, un perro akita, es una muestra más de las muchas que la experiencia entre seres vivos de distintas categorías muestra como el lado más hermoso del convivir entre especies y estas con el hombre. Ejemplos como el de Hachi son frecuentes y confirman hasta donde algunos valores son una muestra incuestionable de que la virtud de la fidelidad no es patrimonio exclusivo de la especie humana.
El relato de la peripecia de Hachi comienza en una granja de Odate (Japón) a principios de 1924. Eisaburo Ueno, profesor en la Universidad de Tokio, compró el animal como mascota para su hija adolescente Hachiko a quien se lo envió dentro de una caja a la estación de Shibuya. Después de dos días de viaje en tren, el cachorro llegó en estado tan lamentable que parecía estar muerto. Sólo al llegar a casa descubrieron su viveza ante un vaso de leche que consumió con deleite. Fue este el comienzo de una vida sorprendente que convirtió su fidelidad en argumento para el fascinación de los habitantes del lugar.
Cuando la hija del profesor contrajo matrimonio y se fue a vivir a la casa paterna de su esposo, el profesor pensó en regalar a Hachi pero pronto se encariño con el perro que lo adoraba sin reserva. Cada día acompañaba al hombre a la estación del ferrocarril, cuando este acudía a su trabajo, y al final de la jornada volvía a recibirlo. Esta querencia, de la que perro y amo participaban, no pasó inadvertida ni por los viajeros del tren ni por los comerciantes de la zona. Este hábito inquebrantable continuó hasta el 21 de mayo de 1925 en que el profesor sufrió una hemorragia cerebral mientras daba sus clases y falleció.
Hachi acudió a esperarle como cada día y su amo no volvió aquella noche a casa. A partir de aquel momento, estableció su estancia en el mismo sito frente a la estación a lo largo de los siguientes nueve años de su vida y fueron las personas que acudían con frecuencia a la estación las que cuidaron de él durante ese largo periodo.
En abril de 1934 fue erigida una estatua en su honor en la estación de Shibuya y el propio Hachi estuvo presente el día que se inauguró. El 8 de marzo de 1935 fue encontrado muerto frente a la estación tras esperar infructuosamente durante nueve años.
Este relato verídico ha sido argumento para la realización de sucesivas películas y programas de televisión. En agosto de 2009 fue estrenada una versión estadounidense de esta película, titulada Hachiko: a dog's story (Siempre a tu lado, Achiko). Protagonizada por el actor Richard Gere, trata la historia de Hachikō y su relación con el profesor, aunque la acción se desarrolla en Estados Unidos. La película fue filmada en Rhode Island, y también participan Joan Allen y Jason Alexander.
Y esta ha sido mi fuente para completar el relato con la ayuda de la Wikipedia cuyas imágenes forman parte del artículo que completa la historia del perro. Para más amplia referencia acudir al siguiente enlace:
Imágenes tomadas de la red (Google)
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