(Lunes 09-04-2012)
Recorrer Salem sin otro propósito que disfrutar, entre otras cosas, del bello espectáculo de sus viviendas es uno de los placeres mayores que puede experimentar el turista ávido de singularidades. Aunque no todas, una gran mayoría tienen colgado, en lugar destacado de la fachada, el nombre del propietario que la construyó y el año en que fue erigida.
Recorrer Salem sin otro propósito que disfrutar, entre otras cosas, del bello espectáculo de sus viviendas es uno de los placeres mayores que puede experimentar el turista ávido de singularidades. Aunque no todas, una gran mayoría tienen colgado, en lugar destacado de la fachada, el nombre del propietario que la construyó y el año en que fue erigida.
Frente a esta información, uno piensa en la familia a la que albergó, reunida en torno al fuego de una generosa chimenea de la anochecida y al calor de los relatos familiares y acontecimientos de cada jornada. Incluso aquellos días de vileza humana en que todo era secretismo, maledicencia y temor que llevó a sufrir ahorcamiento a un grupo numeroso de vecinos bajo el delito de sospecha y denuncia sin confirmar.
Pero sigamos con las viviendas. Todo el conjunto forma el excepcional patrimonio arquitectónico de Salem. La mayoría de estas casas muestran sus interiores de época y están abiertos al público. Así que hoy voy a incluir el resultado de mi recorrido fotográfico que, sin ser exhaustivo, es mi muestra urbana resumida de una ciudad con especial encanto e indiscutibles interés turístico.
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