domingo, 29 de septiembre de 2013

CAVIAR DE CASTILLA


Uno sabe de oídas que el esturión es ―para su desdicha― portador de una de esas exquisiteces gastronómicas que resulta difícil encontrar en la pescadería del barrio. Sin embargo, todo el mundo sabe que se trata de las huevas de este pez y que hasta en el Quijote hay una referencia a tan apetitoso bocado:

«Tendiéronse en el suelo, y, haciendo manteles de las yerbas, pusieron sobre ellas pan, sal, cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no defendían el ser chupados. Pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama caviar y es hecho de huevos de pescados, gran despertador de la *colambre.»

Sin embargo, no es de tan raro condumio del que quiero hablar, sino de la grata experiencia que se ha vivido esta mañana en Burgos a propósito del más castizo y exquisito de los sabores de la tierra. Hablar de la morcilla, el lechazo, el queso o el ribera es tan típico como estimulante a la hora de trasegar unos jarros de tinto en la bodega, en torno a la mesa familiar o al más estrellado de los restaurante locales.

De todos estos placeres de «gourmet a la burgalesa» hoy le ha tocado a la morcilla ser la estrella. Este exquisito, espectacular y ancestral embutido burgalés por excelencia, ha sido el protagonista de la hazaña que, un numeroso grupo de esforzados cocineros han conseguido convertir en noticia; ciento setenta y cinco metros de morcilla han salido del vientre de una descomunal caldera en la que, pacientemente se ha cocinado con el mismo cariño y respeto que siempre ha merecido su proceso.

Ignoro si ―como mi madre solía hacer― han incluido algunas monedas de cobre en el fondo, para garantizar no se qué; o si han añadido más leñas al fuego, como era mi deber de pinche arrimándolas a la trébede que sustentaba la pequeña caldera de cobre, ―hoy orgulloso adorno en el pasillo familiar―; tampoco sé qué ha pasado con el calducho sobrante, ―según los expertos parece que este caldibaldo hubiera dado al traste con el propósito de la empresa―…    

Porque la intención era superar el límite de longitud establecido en otra propuesta similar, para una vez rebasada esta, figurar en el archifamoso GUINESS WORLD RECORDS 2013. Y se ha conseguido con la ayuda de centenares de burgaleses; unos en el meollo principal de la cocina; otros como voluntarios para llevar a cabo la paciente y peligrosa ubicación del embutido culminado ―un corte inoportuno hubiera dado al traste con la perfección del trabajo―; y, visto y aprobado ante notario el dato de la extensión de la gigantesca morcilla, todos los presentes, hemos participado de la pitanza y dado fe de que, efectivamente, el interior era algo tan delicioso como puedan serlo las huevas del esturión del Caspio. Eso sí, este a la castellana.

Enhorabuena a todos: Asociación de Fabricantes de Morcilla, cocineros, locutor, voluntarios ―por encima de cuatrocientos―, y a los comensales que han sido capaces de agotar los vales de tapa y caña con lo que se ha cumplido el doble propósito de superar el récord y aportar ayuda económica a tan entrañables instituciones como son Cruz Roja y Aspanias locales.


Cordialmente
Eduardo García Saiz











viernes, 9 de agosto de 2013

DE FARMACIAS Y DOCENCIAS

Acabo de regresar de la farmacia, lugar al que suelo acudir con cierta regularidad dados los muchos decenios de rodaje que uno ha dedicado al noble arte del vivir. Así que no diré que acudo a la botica desgraciadamente porque como decía mi padre, peor sería no verlo. Pero al caso; me ha sorprendido gratamente el nutrido grupo de dependientas dispuestas a dedicarme su atención y, lo que es más, de agradecer en estos tiempos, su amabilidad y sonrisa. He cargado la alforja con todo lo recetado y me he puesto a cavilar y recordar. Cavilar el por qué de tan elegante y abundosa presencia y, el recordar, por alguna experiencia docente parecida, cuando uno peleaba por las alubias, en tiempos de escuela.



En aquel llamado entonces C.P. de Prácticas tuvimos la grata oportunidad de mostrar, asesorar y alentar, con nuestros dilatados currículos docentes a los numerosos futuros y futuras profesores y profesoras ―no me gusta lo de miembros y miembras, pero soy proclive a respetar resignado hasta las inutilidades lingüísticas― que acudían a nuestras aulas en busca de orientación y ayuda. En ocasiones llegaron a congregarse en mi aula hasta una larga decena de ojos expectantes dispuestos a destripar estrategias didácticas, diseños curriculares o conductas más o menos aviesas de los discentes siempre inquietos. Incluso ocasión hubo en que alguna joven de aquellas tomó las de Villadiego, tras descubrir que lo suyo no iba por los derroteros educativos infantiles por muy entrañables que sus “mañas candorosas” se prodigaran. De modo que no volvimos a verla ni paseando por el Espolón.



Pero a pesar de la anécdota de la espantada, tengo que reconocer que aquella experiencia de mi vida docente dio para mucho. Entre todos, practicantes y docentes, tratamos de abrirnos camino en las novedosas vías de la LOGSE, panacea indiscutible de los nuevos modos educativos, lamentándonos nosotros de nuestras mediatizadas e inconsistentes trayectorias docentes que necesitaban de un reciclaje liberador. Tan es así, que nuestra penuria pedagógica tratamos de compensarla acudiendo a cursillos avanzados, seminarios y lecciones magistrales; aprendiendo técnicas de programación larga, trimestral, mensual, quincenal, semanal, corta, por unidades y tiempos… Entre tanto, nuestros futuros “colegos” y colegas mostraban su perplejidad al descubrir que, lo propuesto por las mentes privilegiadas de la pedagogía moderna, no era el esquema de una meditada concepción educativa sino el acabado diseño de un paseo lunar. Así descubrieron nuestros amigos que la naturaleza humana no equipara capacidades, ni ritmos, ni siquiera voluntades y que un corsé de aquellas características era más un esquema de propósitos que una prudente adecuación de los recursos del docente y las capacidades del alumno. Y que la tarea educativa, además de diseño, tiene mucho de entrega, intuición e ingenio.


Espero que los futuros y futuras farmacéuticos y farmacéuticas continúen ofreciendo el gesto amable con que me obsequiaron y que los resabios burocráticos, si existen, no empañen su labor cooperadora con quienes desde la medicina moderna y el “ojo clínico” se dedican a restañar dolores y angustias.  

domingo, 28 de julio de 2013

RECUERDOS, VIVENCIAS Y SENTIRES




Acabo de leer las ciento once páginas del hermoso libro cuya portada preside estas líneas. Con ellas me propongo hurgar en el ánimo de mi amigo y tocayo Eduardo cuya sensibilidad le convierte en referencia de una personalidad nacida para escuchar y comprender. Sus versos muestran la serena nostalgia de otras épocas y la ternura con que acaricia cada poema que las contempla. No hay versos contrariados, si acaso apenados con los que demanda cordura y reclama sensatez. 

En cuanto a las imágenes, ocupando las últimas veintiocho páginas, son un viaje en el tiempo que solo puede ser contemplado con ternura y que confirma el secreto de que recordar es volver a vivir. Entrañables y descoloridas imágenes algunas que hablan de tiempos nunca olvidados y que parecen esperarnos a la llegada del autobús repleto de viajeros para celebrar la fiesta. O las imágenes rebosantes de chiquillería rodeando a maestros y maestras en cónclave para la posteridad. O las fotos de familia, siempre entrañables y emotivas. Incluso algunas de amigos en época de galanteos entre los que me incluyo agradecido...
  
Lo que me propongo es mostrar la seducción que me ha producido cada verso en el ánimo, y la serena placidez con que he discurrido por sus páginas. Alusiones a la familia que le amó y protegió en la infancia; a los lares que compartimos; al amor a la esposa y a los hijos; a la tierra que nos vio crecer, siempre abierta a la promesa de una cosecha acosada inevitablemente por un clima despiadado; al verdor primaveral que llenaba los hogares de luz y promesas; al hogar familiar y sus celebraciones repletas de momentos gratos; al sabor de la familia en los momentos de descanso; a las sendas rurales que hollaron nuestro inquietos pies de niños; a los juegos de la infancia que convertían nuestro ocio en el aula de la vida; a los amigos dispersos que un día conformaron piña; a quienes se han ido y nos esperan;  a la tarea de aprender de la mano que ama aunque haya sido con dureza; a las aldeas perdidas que le entristecen y abaten; al camino de Santiago; a la responsabilidad y el trabajo …

Me gustaría ser exhaustivo porque el entusiasmo me embarga y transmitir tanta emoción contenida en tan hermoso cofre reconforta. Pero tengo la sensación de que, si Eduardo, mi amigo y hermano del alma, no lo impide, a quien lo desee y desde esta página, serviré de recadero para mostrar el corazón abierto de quien es para mí el símbolo de la amistad más pura.



PLAZA MAYOR DE MI PUEBLO
(Villadiego)

Encuadrada por amplios soportales,
Su armonía me llena de sosiego.
A su luz y belleza yo me pliego,
En su sombra forjé mis ideales.

Mucho antes que yo, otros mortales,
Junto a ti construyeron Villadiego,
Mi cuna de la cual jamás reniego
Al nombrarla en los puntos cardinales.

Plaza que a través de la Historia has sido
Mercado de ilusiones y esperanzas,
Lugar de reencuentros, paseos, danzas,

Escenario de vidas repetido
Que pisarán de nuevo otras infancias
Para nunca quedar en el olvido
12 DICIEMBRE 1978

MI PUEBLO
(Villadiego)

Esplendido amanece un nuevo día,
En Villadiego agosto extraordinario,
Paz, tranquilidad,  marca el calendario,
Luz, el sol a nosotros remitía.

Recuerdos en las gentes producía
El paseo por calles, sin ideario,
 Gozábamos  abriendo nuestro  armario
Vaciando lo que en él se retenía.

Mostrándonos al mundo y a la gente,
Decíamos que esta era nuestra cuna.
Gozosos  nos sentíamos por ello,

Animando al vecino y al pariente
A salir en el día o con la luna
Y decir: ¡nuestro pueblo es el más bello!

5  AGOSTO 2013

Eduardo Ruiz de Miguel

GUÍA DE AVES



He recorrido las páginas de esta GUÍA DE AVES ―cuya portada muestro con especial orgullo― de la que es autor Nicolás Gallego Rojas, villadieguense y enamorado incondicional de la naturaleza de la que ha obtenido las bellísimas imágenes que este libro guarda como tesoros. En el proceso que le ha llevado a completar las fotografías de *149 especie de aves ―fruto de su capacidad para atrapar pacientemente el candor y la dignidad de todas ellas― hay que añadir la excepcional calidad de las mismas y el evidente respeto con que las muestra sin interferir ni manipular conductas o hábitat.

Como guía de consulta, es la mejor referencia que cualquier comarcano nacido entre los espacios de Amaya y el Camino de Santiago puede examinar para mantener vivos los sonidos del campo que le rodean en su diario vivir: el arrullo de palomas y tórtolas; los cantos de la perdiz roja anunciando retos, peligros, amor…; los trinos de jilgueros, mirlos, petirrojos, pinzones derramando sinfonías y color…; el trajín de las golondrinas alimentando a sus crías… Todo compartido con el hombre en las madrugadas y atardeceres del tajo en el campo o en el sereno discurrir de las estaciones para conformar el escenario armonioso de las aves del campo que “ni siembran ni recogen…” y convierten en vergeles de serenidad el discurrir incierto de cada día regalándonos con su estimulante presencia.

Esta breve muestra de mi paseo por las páginas del libro ―capaces de resucitar la nostalgia del campo olvidado y nunca perdido del todo― me lleva a admirar y agradecer la singular hazaña de Nicolás, reflejada en cada muestra de su paciencia, destreza y cariño dedicado a cada una de las aves que desfilan en este espectacular, laborioso y fascinante trabajo.

 Avutarda

 Buitre leonado

 Buitre leonado

Codorniz

 Cuervo

 Estornino negro

Estornino pinto

 Garza real

 Garza real

 Golondrina común

 Gorrión común

 Jilguero

 Martín pescador

Halcón peregrino

 Mirlo común


 Mochuelo común

Paloma torcaz

Perdiz roja

*las fotos del mochuelo común (grande), gorrión molinero, cernícalo patirrojo, escribano palustre y corregimos gordo (pequeña) han sido realizadas por David González Ortega.

TOMAR LAS DE VILLADIEGO




Mi amigo y paisano Antonio Martínez ha puesto a disposición de quien desee hurgar en la trayectoria de los dichos, el que configura con mayor difusión el marchamo de la villa en la que ambos nacimos. Mencionar Villadiego en cualquier tertulia a lo largo de la geografía lingüística universal del castellano, supone el debate de los orígenes de la expresión con variadas interpretaciones acerca de sus orígenes. Porque "Tomar las de Villadiego" es una referencia ampliamente utilizada en nuestro idioma para mostrar la urgencia o el deseo de incorporarse a la hospitalidad de la villa con distintos matices.

Y este ha sido el propósito de Antonio; contribuir con su esfuerzo investigador a coleccionar abundantes referencias de su uso a través de la historia coloquial en la que el dicho ha sido y esta siendo utilizado con variadas interpretaciones. Desde la adquisición de una hermosa prenda de vestir en tiempos medievales, hasta la leyenda que figura en bajo relieve ―integrado en una de las columnas que sustentan la Casa Consistorial de la villa― pasando por referencias literarias del valor de la Celestina o el Quijote, hay una múltiple referencia de textos que permiten el debate para elegir la tesis que el lector estime más acorde con su personal interpretación. Así lo ha concebido el autor y así lo aceptamos 





EL SEÑORÍO DE UNA VILLA




Supongo que el amor a la tierra en donde uno ha nacido lleva inherente el marchamo peculiar de las relaciones humanas y el entorno social que las configuran. Es como si al nacer se imprimiera en la personalidad una huella genética local que le identifica con toda suerte de localismos y afinidades que singularizan su procedencia y honran sus orígenes. Algo así he sentido al pasear por las páginas del libro VILLADIEGO, DE UNA VILLA DE SEÑORÍO AL SEÑORÍO DE UNA VILLA de mi estimado amigo y compañero Heliodoro Pablo Salazar.

Es un libro hermoso de presencia y denso de contenido, fruto de un laborioso trabajo de investigación que pone al servicio de la memoria de la villa toda suerte de datos, apuntes y eventos que configuran la historia viva de un asentamiento humano nacido en la prehistoria y consumado en una espléndida realidad repleta de acontecimientos e historia.

sábado, 27 de julio de 2013

NOSTRADAMUS


No menospreciéis las profecías;
antes bien examinadlas a fondo
y retened lo que tienen de bueno

SAN PABLO A LOS TESALONICENSES


jueves, 25 de julio de 2013

GRAFFITI

(Burgos) Paseo de Atapuerca 25/julio/2013 

Desde su más remota existencia, el hombre primitivo mostró sus afanes pictóricos en cuevas y cavernas en las que dejó su huella mágico-religiosa ―según se cree― para propiciar la caza. Sin duda, ambas muestras representan la completa integración del arte, la religión y la vida cotidiana de aquellos remotos antepasados. De manera que nada nuevo hay bajo el sol en cuanto a los valores culturales que ello significa.


Tampoco es nada nuevo comprobar que, a lo largo de los siglos, las representaciones pictóricas han mostrado espléndidamente la capacidad humana para plasmar la belleza que le rodea. Sin otro propósito que el de contribuir a embellecer y perpetuar toda suerte de espacios naturales, personas o eventos, las habilidades artísticas de los mejor dotados han plasmado con el arte gráfico el relato permanente de la vida del hombre sobre la tierra.



TAGS
A finales de los sesenta los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban pseudónimos, creándose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de Taki 183, un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (de ahí el diminutivo “Taki”) y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad. En el trayecto estampaba su tag (firma) en todos los lados, dentro y fuera del vagón. Estos actos le convirtieron en un héroe y poco después cientos de jóvenes empezaron a imitarle.



En los últimos tiempos, la proliferación de “tags” en la calle  convierte a ésta en lo más parecido a una erupción cutánea capaz de eclipsar cualquier espacio, incluso la belleza de los más preciados monumentos del recinto urbano. Su audacia no tiene límites y abarcan toda clase de superficies; mobiliario urbano, rótulos de información cultural y turística, señales de tráfico, árboles, farolas, rótulos comerciales, escaparates, trenes, coches y cualquier otro espacio, público o privado a su alcance…













Según informan desde la Unidad de Salud e Inspección Ambiental (USIA) del Ayuntamiento de Burgos, en lo que llevamos de año, se han limpiado unos 60.300 metros cuadrados de pintadas en la capital burgalesa, lo cual ha supuesto más de 1.000 actuaciones. Para ello, han sido necesarios más de 6.400 litros de pintura y el coste de estas intervenciones ronda los *500.000 euros anuales, importe aproximado de 50.000 menús del día capaces de alimentar a otros tantos comensales en situación laboral crítica) 

GRAFFITI
Por otro lado, la espléndida capacidad creadora de los muralistas plásticos convierte en luminosa y atractiva cualquier pared o superficie cuya gris presencia desmerece del resto de espacios que la circundan. En ocasiones, la única manera de liberar puertas o persianas comerciales del acoso indiscriminado de “tags” consiste en financiar un graffiti artístico que, tácitamente, será excluido de su objetivo por los llamados “escritores”.










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ZODIAC

Gijón siempre ha sido nuestro refugio preferido en las escapadas en busca de terapias de remedio contra la ansiedad. Esos espacios grises en...