miércoles, 4 de diciembre de 2013

NICOLÁS GALLEGO

Las últimas fiestas patronales de Villadiego me depararon el pasado agosto el rencuentro con una de mis experiencias de niño que, junto a mis amigos, nos conducía invariablemente a la guarnicionería del señor Nicolás. Era en eso días en que la primavera nos invitaba a los chicos a recorrer los caminos aledaños de la villa en busca de aventuras.

Con ese propósito nos entregábamos a la tarea de seleccionar una rama de olmo en forma de y griega para convertirla en el arma perfecta contra los desprevenidos gorriones. Con la rama a cuestas, regresábamos a casa e iniciábamos la tarea de convertir aquella madera en tirabeque. Así, con paciencia benedictina, liberábamos la corteza del tronco y finalizada esta tarea era el momento de recorrer la villa en demanda de ayuda. Acudíamos a taller de otro Nicolás en el que las renqueantes bicicletas recuperaban el aliento gracias a sus manos habilidosas. Este hombre, atendía pacientemente las demandas de reparación ―que siempre eran urgentes― y además disponía de recortes de neumáticos inservibles que ponía a nuestra disposición. Con un par de tiras de aquellas gomas, bien seleccionadas y recortadas, continuaríamos la tarea de fabricar nuestras «armas de caza».

La siguiente visita nos llevaba a cualquiera de las dos zapaterías de la villa en las que, entre amables o regañones nos atendían para darnos unos trozos de aquellos cabos embreados que se usaban para reparar o recoser las suelas de los zapatos. Según los expertos de la cuadrilla, eran los más seguros para que no se desprendieran las gomas y no nos golpearan la cara en plena acción de puntería. Con ellas y los cabos en nuestro poder, regresábamos a casa eufóricos y las sujetábamos alrededor de las hendiduras abiertas en ambos extremos de los brazos de la horcadilla, bien anudadas con las tramillas. Ya sólo nos faltaba la pieza más importante para el remate del artilugio; la soleta.

El recurso al señor Nicolás, un auténtico artesano que nos tenía embobados con los magníficos trabajos que realizaba con cuero, siempre tenía algo de especial. No recuerdo que jamás nos negara el pequeño recorte de cuero que le pedíamos pero siempre era una pequeña batalla que le gustaba librar con nuestras impaciencias. Entre tiras y aflojas, y después de permanecer ansiosos la espera de su ayuda, nos entregaba perfectamente recortadas y agujereadas las soletas con instrucciones precisas para sujetarlas a los extremos de las tiras de goma.
Tengo que añadir respecto de nuestras aventuras cinegéticas, que no recuerdo ni un solo pájaro que cayera en nuestras manos como resultado de nuestra habilidad, aunque sí, algún cristal recibió el impacto, más empeñados en acertar en el lomo de un gato que le protegía con su presencia y oportunamente desaparecido a tiempo para dejar desamparado el vidrio

Todo esto, que son entrañables recuerdos de infancia, he podido recuperarlos con su ayuda y, a la vez, descubrir que aquellas sus destrezas que nos entusiasmaban, no sólo no son un recuerdo añorado sino que aún sigue entregado a la tarea de reconvertir cualquier cosa, abandonada por inservible, en una pequeña obra de arte. Algunas de las siguientes muestras de su quehacer de jubilado contribuyen a ilustrar en imágenes su quehacer, nunca interrumpido, que merece el elogio a su constancia y la entrega por la labor bien hecha.  




Nicolás frente a algunos de sus trabajos recientes





detalles
zurrón
Las precedentes imágenes son una réplica exacta de la indumentaria de pastor realizada por Nicolás. Era una prenda con la que aquél se guarecía de la lluvia y otras inclemencias de la climatología, especialmente durante el largo periodo invernal de la Meseta Castellana.

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jueves, 28 de noviembre de 2013

ALEJANDRO YAGÜE Y LA CORAL DE CÁMARA SAN ESTEBAN




Un año más ― y con este se cumplen veinte ― Villadiego muestra su señorío del bien hacer para entregar  «LA CALZA» a un nuevo candidato elegido por la SOCIEDAD CULTURAL LAS CALZAS. Desde el año 1993, y de acuerdo con el propósito de enaltecer «a personas o entidades que se hayan distinguido a lo largo de los años por su labor cultural, científica o social», se viene desarrollando esta muestra que ennoblece a la villa y, de manera especial, a los componentes que integran la entidad.

En esta ocasión el homenaje le ha correspondido a nuestro amigo y mentor  Alejandro Yagüe Llorente, que como su antecesor del pasado año, Joaquín Diaz, han prestado a la Coral de Cámara «San Esteban», en numerosas ocasiones, los más decisivos apoyos y regalado el privilegio de su amistad y con ella el valor de sus aportaciones.

En la actualidad, y desde su fundación en el año 1972, La Coral de Cámara San Esteban ha venido celebrando su fiesta patronal todos los días 26 de diciembre interpretando un concierto de villancicos dedicado a la Navidad. A partir del año 1982, a esta efemérides se incorporó el universal villancico NOCHE DE PAZ que, en una magistral armonización llevada a cabo por Alejandro Yagüe, fue interpretada por tres coros y doce voces mixtas logrando convertir el acto en referencia musical para los sucesivos años de la Navidad Burgalesa.

En el año 1988 se unió al Concierto Navideño la obra CANTUS FIRMUS nº 5 (Adeste Fideles), también armonizada por Alejandro Yagüe y estrenada por los tres coros y doce voces mixtas, en esta nueva interpretación anual de villancicos en San Nicolás. De nuevo la Coral de Cámara «San Esteban», la Coral Polifónica «Castilla» y la Coral Polifónica «Los Vadillos» recibieron los nutridos aplausos del público que mostraba así su entusiasmo y admiración al autor por las obras armonizadas.

En la actualidad, los contactos de Alejandro Yagüe con la Coral de «Cámara San Esteban» son permanentes añadiendo a nuestro quehacer musical su compañía al órgano de San Nicolás con el obsequio de sus magníficas interpretaciones.

Por todo ello, queremos mostrarle los componentes de la Coral, nuestra estima más sincera y la más cordial enhorabuena por la merecida concesión de la Calza que mis paisanos villadieguenses han tenido a bien concederle.
Eduardo García


SÁBADO 30 DE NOVIEMBRE 2013
ACTO DE ENTREGA DE LA CALZA A ALEJANDRO YAGÜE 

LA CORAL DE CÁMARA "SAN ESTEBAN" QUISO ESTAR PRESENTE Y CULMINÓ EL ACTO DE LA ENTREGA CON UN BREVE CONCIERTO DEDICADO ESPECIALMENTE AL COMPOSITOR. Y LO HIZO INTERPRETANDO ALGUNAS DE SUS OBRAS, UNA ESPECIALMENTE EMOTIVA, DE SU JUVENTUD ("El Riachuelo" de 1968), QUE RECIBIÓ EL ENTUSIASMADO Y CALUROSO APLAUSO DEL PÚBLICO ASISTENTE AL ACTO. 




Alejandro Yagüe (en el centro) con el director César Zumel, y las contraltos María Jesús y Angélica

Momento de la intervención de la Coral de Cámara "San Esteban" de Burgos




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Imágenes de Gabriel Rubio

sábado, 16 de noviembre de 2013

BOBBY



Bobby fue un Skye Terrier, compañero de un policía llamado John Gray, quien vivió a mediados del siglo XIX en Edimburgo. John y su perro se convirtieron en amigos inseparables hasta que en 1858 John murió de tuberculosis, siendo enterrado en el cementerio Greyfriars. Su perro Bobby se hizo famoso en toda la ciudad, porque durante 14 años permaneció junto a la tumba de su amo, hasta encontrar su propia muerte en 1872.

Los perros no estaban permitidos en el cementerio de Edimburgo, por lo que Bobby era expulsado una y otra vez de la tumba por los vigilantes, regresando al día siguiente independientemente de las condiciones meteorológicas. Una mañana de lluvia, un cuidador lo encontró empapado y tiritando sobre el suelo, conmoviéndose tanto, que en adelante le permitió quedarse junto a la tumba. Bobby acudía todos los días a comer las sobras del restaurante “The Eating House”, próximo al cementerio, cuyos clientes le habían cogido mucho cariño. Tan pronto como terminaba su comida acudía rápido de nuevo junto a la tumba de John.

Fue tanta la fama que alcanzó el animal, que su vida y su situación legal llegaron a oídos del mismísimo alcalde, William Chambers, quien afortunadamente era un gran amante de los animales y en lugar de enviarlo a la perrera, acudió a visitarlo al cementerio. Sir William quedó tan enternecido con “Bobby”, que decidió abonar su licencia fiscal de forma indefinida, colocándole un nuevo collar y un plato de bronce con la inscripción: “Greyfriars Bobby del Alcalde, 1867, autorizado”.

Un año después de la última guardia de Bobby, la Baronesa Burdett Coutts hizo esculpir una estatua para recordar su vida y la devoción a su amo. La estatua continúa hoy en día delante del pub Greyfriars Bobby, cuyo nombre recuerda para siempre tan bella historia. Muchos estudiantes acuden cada noche a este pub sin saber la bella historia que recuerda la estatua. El collar y el plato de comida de Bobby se conservan en el Museo de Edimburgo.

Mayor detalle en el siguiente enlace:
http://www.taringa.net/posts/info/8053010/Bobby-El-Perro-Fiel-De-Edimburgo.html

domingo, 29 de septiembre de 2013

CAVIAR DE CASTILLA


Uno sabe de oídas que el esturión es ―para su desdicha― portador de una de esas exquisiteces gastronómicas que resulta difícil encontrar en la pescadería del barrio. Sin embargo, todo el mundo sabe que se trata de las huevas de este pez y que hasta en el Quijote hay una referencia a tan apetitoso bocado:

«Tendiéronse en el suelo, y, haciendo manteles de las yerbas, pusieron sobre ellas pan, sal, cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no defendían el ser chupados. Pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama caviar y es hecho de huevos de pescados, gran despertador de la *colambre.»

Sin embargo, no es de tan raro condumio del que quiero hablar, sino de la grata experiencia que se ha vivido esta mañana en Burgos a propósito del más castizo y exquisito de los sabores de la tierra. Hablar de la morcilla, el lechazo, el queso o el ribera es tan típico como estimulante a la hora de trasegar unos jarros de tinto en la bodega, en torno a la mesa familiar o al más estrellado de los restaurante locales.

De todos estos placeres de «gourmet a la burgalesa» hoy le ha tocado a la morcilla ser la estrella. Este exquisito, espectacular y ancestral embutido burgalés por excelencia, ha sido el protagonista de la hazaña que, un numeroso grupo de esforzados cocineros han conseguido convertir en noticia; ciento setenta y cinco metros de morcilla han salido del vientre de una descomunal caldera en la que, pacientemente se ha cocinado con el mismo cariño y respeto que siempre ha merecido su proceso.

Ignoro si ―como mi madre solía hacer― han incluido algunas monedas de cobre en el fondo, para garantizar no se qué; o si han añadido más leñas al fuego, como era mi deber de pinche arrimándolas a la trébede que sustentaba la pequeña caldera de cobre, ―hoy orgulloso adorno en el pasillo familiar―; tampoco sé qué ha pasado con el calducho sobrante, ―según los expertos parece que este caldibaldo hubiera dado al traste con el propósito de la empresa―…    

Porque la intención era superar el límite de longitud establecido en otra propuesta similar, para una vez rebasada esta, figurar en el archifamoso GUINESS WORLD RECORDS 2013. Y se ha conseguido con la ayuda de centenares de burgaleses; unos en el meollo principal de la cocina; otros como voluntarios para llevar a cabo la paciente y peligrosa ubicación del embutido culminado ―un corte inoportuno hubiera dado al traste con la perfección del trabajo―; y, visto y aprobado ante notario el dato de la extensión de la gigantesca morcilla, todos los presentes, hemos participado de la pitanza y dado fe de que, efectivamente, el interior era algo tan delicioso como puedan serlo las huevas del esturión del Caspio. Eso sí, este a la castellana.

Enhorabuena a todos: Asociación de Fabricantes de Morcilla, cocineros, locutor, voluntarios ―por encima de cuatrocientos―, y a los comensales que han sido capaces de agotar los vales de tapa y caña con lo que se ha cumplido el doble propósito de superar el récord y aportar ayuda económica a tan entrañables instituciones como son Cruz Roja y Aspanias locales.


Cordialmente
Eduardo García Saiz











viernes, 9 de agosto de 2013

DE FARMACIAS Y DOCENCIAS

Acabo de regresar de la farmacia, lugar al que suelo acudir con cierta regularidad dados los muchos decenios de rodaje que uno ha dedicado al noble arte del vivir. Así que no diré que acudo a la botica desgraciadamente porque como decía mi padre, peor sería no verlo. Pero al caso; me ha sorprendido gratamente el nutrido grupo de dependientas dispuestas a dedicarme su atención y, lo que es más, de agradecer en estos tiempos, su amabilidad y sonrisa. He cargado la alforja con todo lo recetado y me he puesto a cavilar y recordar. Cavilar el por qué de tan elegante y abundosa presencia y, el recordar, por alguna experiencia docente parecida, cuando uno peleaba por las alubias, en tiempos de escuela.



En aquel llamado entonces C.P. de Prácticas tuvimos la grata oportunidad de mostrar, asesorar y alentar, con nuestros dilatados currículos docentes a los numerosos futuros y futuras profesores y profesoras ―no me gusta lo de miembros y miembras, pero soy proclive a respetar resignado hasta las inutilidades lingüísticas― que acudían a nuestras aulas en busca de orientación y ayuda. En ocasiones llegaron a congregarse en mi aula hasta una larga decena de ojos expectantes dispuestos a destripar estrategias didácticas, diseños curriculares o conductas más o menos aviesas de los discentes siempre inquietos. Incluso ocasión hubo en que alguna joven de aquellas tomó las de Villadiego, tras descubrir que lo suyo no iba por los derroteros educativos infantiles por muy entrañables que sus “mañas candorosas” se prodigaran. De modo que no volvimos a verla ni paseando por el Espolón.



Pero a pesar de la anécdota de la espantada, tengo que reconocer que aquella experiencia de mi vida docente dio para mucho. Entre todos, practicantes y docentes, tratamos de abrirnos camino en las novedosas vías de la LOGSE, panacea indiscutible de los nuevos modos educativos, lamentándonos nosotros de nuestras mediatizadas e inconsistentes trayectorias docentes que necesitaban de un reciclaje liberador. Tan es así, que nuestra penuria pedagógica tratamos de compensarla acudiendo a cursillos avanzados, seminarios y lecciones magistrales; aprendiendo técnicas de programación larga, trimestral, mensual, quincenal, semanal, corta, por unidades y tiempos… Entre tanto, nuestros futuros “colegos” y colegas mostraban su perplejidad al descubrir que, lo propuesto por las mentes privilegiadas de la pedagogía moderna, no era el esquema de una meditada concepción educativa sino el acabado diseño de un paseo lunar. Así descubrieron nuestros amigos que la naturaleza humana no equipara capacidades, ni ritmos, ni siquiera voluntades y que un corsé de aquellas características era más un esquema de propósitos que una prudente adecuación de los recursos del docente y las capacidades del alumno. Y que la tarea educativa, además de diseño, tiene mucho de entrega, intuición e ingenio.


Espero que los futuros y futuras farmacéuticos y farmacéuticas continúen ofreciendo el gesto amable con que me obsequiaron y que los resabios burocráticos, si existen, no empañen su labor cooperadora con quienes desde la medicina moderna y el “ojo clínico” se dedican a restañar dolores y angustias.  

domingo, 28 de julio de 2013

RECUERDOS, VIVENCIAS Y SENTIRES




Acabo de leer las ciento once páginas del hermoso libro cuya portada preside estas líneas. Con ellas me propongo hurgar en el ánimo de mi amigo y tocayo Eduardo cuya sensibilidad le convierte en referencia de una personalidad nacida para escuchar y comprender. Sus versos muestran la serena nostalgia de otras épocas y la ternura con que acaricia cada poema que las contempla. No hay versos contrariados, si acaso apenados con los que demanda cordura y reclama sensatez. 

En cuanto a las imágenes, ocupando las últimas veintiocho páginas, son un viaje en el tiempo que solo puede ser contemplado con ternura y que confirma el secreto de que recordar es volver a vivir. Entrañables y descoloridas imágenes algunas que hablan de tiempos nunca olvidados y que parecen esperarnos a la llegada del autobús repleto de viajeros para celebrar la fiesta. O las imágenes rebosantes de chiquillería rodeando a maestros y maestras en cónclave para la posteridad. O las fotos de familia, siempre entrañables y emotivas. Incluso algunas de amigos en época de galanteos entre los que me incluyo agradecido...
  
Lo que me propongo es mostrar la seducción que me ha producido cada verso en el ánimo, y la serena placidez con que he discurrido por sus páginas. Alusiones a la familia que le amó y protegió en la infancia; a los lares que compartimos; al amor a la esposa y a los hijos; a la tierra que nos vio crecer, siempre abierta a la promesa de una cosecha acosada inevitablemente por un clima despiadado; al verdor primaveral que llenaba los hogares de luz y promesas; al hogar familiar y sus celebraciones repletas de momentos gratos; al sabor de la familia en los momentos de descanso; a las sendas rurales que hollaron nuestro inquietos pies de niños; a los juegos de la infancia que convertían nuestro ocio en el aula de la vida; a los amigos dispersos que un día conformaron piña; a quienes se han ido y nos esperan;  a la tarea de aprender de la mano que ama aunque haya sido con dureza; a las aldeas perdidas que le entristecen y abaten; al camino de Santiago; a la responsabilidad y el trabajo …

Me gustaría ser exhaustivo porque el entusiasmo me embarga y transmitir tanta emoción contenida en tan hermoso cofre reconforta. Pero tengo la sensación de que, si Eduardo, mi amigo y hermano del alma, no lo impide, a quien lo desee y desde esta página, serviré de recadero para mostrar el corazón abierto de quien es para mí el símbolo de la amistad más pura.



PLAZA MAYOR DE MI PUEBLO
(Villadiego)

Encuadrada por amplios soportales,
Su armonía me llena de sosiego.
A su luz y belleza yo me pliego,
En su sombra forjé mis ideales.

Mucho antes que yo, otros mortales,
Junto a ti construyeron Villadiego,
Mi cuna de la cual jamás reniego
Al nombrarla en los puntos cardinales.

Plaza que a través de la Historia has sido
Mercado de ilusiones y esperanzas,
Lugar de reencuentros, paseos, danzas,

Escenario de vidas repetido
Que pisarán de nuevo otras infancias
Para nunca quedar en el olvido
12 DICIEMBRE 1978

MI PUEBLO
(Villadiego)

Esplendido amanece un nuevo día,
En Villadiego agosto extraordinario,
Paz, tranquilidad,  marca el calendario,
Luz, el sol a nosotros remitía.

Recuerdos en las gentes producía
El paseo por calles, sin ideario,
 Gozábamos  abriendo nuestro  armario
Vaciando lo que en él se retenía.

Mostrándonos al mundo y a la gente,
Decíamos que esta era nuestra cuna.
Gozosos  nos sentíamos por ello,

Animando al vecino y al pariente
A salir en el día o con la luna
Y decir: ¡nuestro pueblo es el más bello!

5  AGOSTO 2013

Eduardo Ruiz de Miguel

GUÍA DE AVES



He recorrido las páginas de esta GUÍA DE AVES ―cuya portada muestro con especial orgullo― de la que es autor Nicolás Gallego Rojas, villadieguense y enamorado incondicional de la naturaleza de la que ha obtenido las bellísimas imágenes que este libro guarda como tesoros. En el proceso que le ha llevado a completar las fotografías de *149 especie de aves ―fruto de su capacidad para atrapar pacientemente el candor y la dignidad de todas ellas― hay que añadir la excepcional calidad de las mismas y el evidente respeto con que las muestra sin interferir ni manipular conductas o hábitat.

Como guía de consulta, es la mejor referencia que cualquier comarcano nacido entre los espacios de Amaya y el Camino de Santiago puede examinar para mantener vivos los sonidos del campo que le rodean en su diario vivir: el arrullo de palomas y tórtolas; los cantos de la perdiz roja anunciando retos, peligros, amor…; los trinos de jilgueros, mirlos, petirrojos, pinzones derramando sinfonías y color…; el trajín de las golondrinas alimentando a sus crías… Todo compartido con el hombre en las madrugadas y atardeceres del tajo en el campo o en el sereno discurrir de las estaciones para conformar el escenario armonioso de las aves del campo que “ni siembran ni recogen…” y convierten en vergeles de serenidad el discurrir incierto de cada día regalándonos con su estimulante presencia.

Esta breve muestra de mi paseo por las páginas del libro ―capaces de resucitar la nostalgia del campo olvidado y nunca perdido del todo― me lleva a admirar y agradecer la singular hazaña de Nicolás, reflejada en cada muestra de su paciencia, destreza y cariño dedicado a cada una de las aves que desfilan en este espectacular, laborioso y fascinante trabajo.

 Avutarda

 Buitre leonado

 Buitre leonado

Codorniz

 Cuervo

 Estornino negro

Estornino pinto

 Garza real

 Garza real

 Golondrina común

 Gorrión común

 Jilguero

 Martín pescador

Halcón peregrino

 Mirlo común


 Mochuelo común

Paloma torcaz

Perdiz roja

*las fotos del mochuelo común (grande), gorrión molinero, cernícalo patirrojo, escribano palustre y corregimos gordo (pequeña) han sido realizadas por David González Ortega.

TOMAR LAS DE VILLADIEGO




Mi amigo y paisano Antonio Martínez ha puesto a disposición de quien desee hurgar en la trayectoria de los dichos, el que configura con mayor difusión el marchamo de la villa en la que ambos nacimos. Mencionar Villadiego en cualquier tertulia a lo largo de la geografía lingüística universal del castellano, supone el debate de los orígenes de la expresión con variadas interpretaciones acerca de sus orígenes. Porque "Tomar las de Villadiego" es una referencia ampliamente utilizada en nuestro idioma para mostrar la urgencia o el deseo de incorporarse a la hospitalidad de la villa con distintos matices.

Y este ha sido el propósito de Antonio; contribuir con su esfuerzo investigador a coleccionar abundantes referencias de su uso a través de la historia coloquial en la que el dicho ha sido y esta siendo utilizado con variadas interpretaciones. Desde la adquisición de una hermosa prenda de vestir en tiempos medievales, hasta la leyenda que figura en bajo relieve ―integrado en una de las columnas que sustentan la Casa Consistorial de la villa― pasando por referencias literarias del valor de la Celestina o el Quijote, hay una múltiple referencia de textos que permiten el debate para elegir la tesis que el lector estime más acorde con su personal interpretación. Así lo ha concebido el autor y así lo aceptamos 





EL SEÑORÍO DE UNA VILLA




Supongo que el amor a la tierra en donde uno ha nacido lleva inherente el marchamo peculiar de las relaciones humanas y el entorno social que las configuran. Es como si al nacer se imprimiera en la personalidad una huella genética local que le identifica con toda suerte de localismos y afinidades que singularizan su procedencia y honran sus orígenes. Algo así he sentido al pasear por las páginas del libro VILLADIEGO, DE UNA VILLA DE SEÑORÍO AL SEÑORÍO DE UNA VILLA de mi estimado amigo y compañero Heliodoro Pablo Salazar.

Es un libro hermoso de presencia y denso de contenido, fruto de un laborioso trabajo de investigación que pone al servicio de la memoria de la villa toda suerte de datos, apuntes y eventos que configuran la historia viva de un asentamiento humano nacido en la prehistoria y consumado en una espléndida realidad repleta de acontecimientos e historia.

sábado, 27 de julio de 2013

NOSTRADAMUS


No menospreciéis las profecías;
antes bien examinadlas a fondo
y retened lo que tienen de bueno

SAN PABLO A LOS TESALONICENSES


ZODIAC

Gijón siempre ha sido nuestro refugio preferido en las escapadas en busca de terapias de remedio contra la ansiedad. Esos espacios grises en...