Personas bailando,
Luces de colores.
Ni una sola persona que se sienta,
Todo el mundo está bailando
Incluso yo!
Este es mi lugar favorito
Jimena, la primera a la izquierda con los compañeros de clase
Hoy he disfrutado de tres placeres
consecutivos durante la impaciente espera para disfrutar de la puesta en escena
del Cronicón de Oña. El primero de ellos tiene que ver con un reencuentro
familiar y multitudinario a la puerta de una gran casona en vías de restauración
definitiva y que, según parece, esta vinculada a la vida de don Pedro
González Manso, Obispo que fue de
Guadalix, Tuy, Badajoz y Osma, del Consejo del Rey, Presidente de la Audiencia,
Canciller de Valladolid y Gran Bienhechor de Oña y de su Monasterio de San
Salvador:
http://www.lacasonadelobispo.com/wppublico/
Después de contemplar la hermosa fachada y
deambular por sus interiores, he descubierto hasta donde puede el empeño y la
entrega para conseguir que un vetusto edificio, abandonado a su suerte y a la
incuria del tiempo, se haya convertido en un remanso de de paz y bienestar. Ha habido en ello un decidido propósito de
devolverle la dignidad herida sin alterar ni su nobleza ni sus valores añejos. Y
todo ello ha sido el resultado de una empresa familiar entregada a recuperar
cada palmo de su estructura con el ardor y la convicción de una meta posible.
He recorrido todas y cada una de sus estancias
y disfrutado del acogedor espacio en el que el gusto por la decoración y la
selección de los enseres configuran en cada una la armonía entre el ayer y el
hoy. Por todo ello quiero mostrar mi cordial enhorabuena a cada mano, cada
mente y cada entrega que ha hecho posible lo que ha todas luces es una hazaña encomiable.
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