Está a punto de ver la luz un título por demás sugerente y alentador
para quienes amamos la palabra escrita
como arquilla de interés, sensaciones y hermosura. El libro se llama “Racimo y Gavilla”
y está engalanado con bellísima portada de Ignacio del Rio. Es un grabado que
huele a pan reciente y a vino gran reserva, símbolos del exquisito poemario que
atesora el contenido.
Lo ha culminado mi buen amigo Antonio R. Llanillo, poeta,
caminante convicto y docente confeso, quien, además de formar parte de mi
familia, ha sido valedor y confidente de mi primera audacia como bisoño autor
literario. Todas y cada una de las perlas que configuran esta antología poética,
muestran hasta donde llega la sensibilidad de un espíritu entregado a surcar el
alma para convertir en ramilletes de versos cada una de las sensaciones que
produce el vivir.
Y si algo le faltaba para completar tanta belleza, el prólogo de
Bernardo Cuesta Beltrán enmarca esta lírica espléndida que, Conchita, mi prima del alma -esposa y musa del poeta- y este prologuista contemplan y disfrutan desde el más
allá.
Burgos 05-01-2013
Eduardo García
Eduardo García
DIARIO DE BURGOS
24-mayo-2014
La humilde pluma de quien esto escribe, recibe con agrado una imagen y un texto que añaden, a la ya mucha estima por mi amigo y pariente del alma, Antonio, una fascinación ante su estampa de castellano recio y una profunda admiración para una semblanza que alimenta mi respeto y entusiasmo y que recorta, tan certera, la expresiva silueta del soñador furtivo.
Las chátaras de Paulino
E.G.S.
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