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sábado, 15 de octubre de 2011

HAVE A GOOD DAY!


Una decena aproximada de teenagers, repartidas a la par en ambos lados del borde del carril bici, protagonizan una escena atractiva y singular. Hace una mañana espléndida y todo invita al sosiego. Y esta es la sensación que hace de la presencia de las chicas un hecho apacible añadido. Cuando llego a su altura, indeciso porque su presencia me intimida y, desde luego no tengo ninguna intención de reprochar su conducta, sigo pedaleando con toda la prudencia y lentitud de que soy capaz y sus piernas se pliegan al unísono para facilitarme el discurrir. Es algo así como una especie de gesto de respeto que agradezco con verdadero regocijo y que me impulsa a desearlas, en tono jovial, have a good day!”, dicho pensando que son alumnas de la Escuela de Idiomas por el espacio que ocupan enfrente del edificio y, por qué no decirlo, por echarme un farol en mi inglés estándar de andar por casa. Su respuesta ha sido tan cordial como la mía y me ha sonado a complicidad; “have a good day, thank you!” me responden a coro e intuyo que sin ánimo de chacota.  Ya ves con que poca cosa ―o mucha en estos tiempos que corren― regresa uno eufórico a casa. Un saludo correspondido en tono cordial que nada tiene que ver con los que, con mi educación caduca, se me quedan en el aire cada vez que entro en alguna de las concurridas tiendas del barrio.   Tengo que añadir que no he visto señales de humo, lo que significa que no había cigarros de por medio en lo que he supuesto una tertulia entretenida y especialmente animada; acaso cosas de clase después de una prueba de vocabulario en tercero de inglés, la blusa nueva de la teacher o quizá los planes para el fin de semana. En fin, una anécdota más para el Carril Bici de mi blog.

1 comentario:

  1. Hola:

    Estos comentarios son estimulantes en contra de tanta noticia catastrofista que nos invita, subrepticiamente, a optar por la mano dura en las próximas elecciones.
    Hay vida más allá de los botellones y las pintadas y las faltas de educación. "Hay gente pa tó".
    Por eso es bueno conocer estas pequeñas realidades que nos animan a cambiar y, ya se sabe: nunca cambian tanto las cosas como cuando cambia uno mismo.

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