martes, 24 de abril de 2012

JUICIOS DE SALEM

(Martes 10-04-2012)


Hay dos Salem. La una es el producto de la imaginación colectiva, la otra es un lugar con una historia verdadera, sombría y fascinante.

El logotipo de Salem representa a una bruja montada sobre una escoba que es el símbolo perfecto para una lugar conocido la ciudad de las brujas. Pero semejantes criaturas no existen. Y comprobar que en el año 1692 veinte personas inocentes murieron en la horca como culpables de semejante delito no puede por menos que sobrecoger el ánimo y juzgar aquellos acontecimientos como el resultado de la ignorancia y la perfidia más perversas. Más por la segunda que por la primera. A poco que el interesado en desvelar los orígenes de aquella caza espantosa, hurgue en la torcida mente de quienes dictaron sentencia, ha de concluir en que detrás de todo aquello,  por mucho que estuviera condicionado por la ignorancia médica de la época y unas grandes dosis de fanatismo, tenía que haber algo más.

Porque según parece, había intereses mezquinos detrás de aquellos irracionales veredictos que culpab ilizaban a las víctimas, sin más pruebas que las aportadas por la histeria y la falsedad de unas niñas. El enfrentamiento de dos ricas y poderosas familias con la inevitable corte de incondicionales dispuestos a denunciar a su favor  y, sobre todo las inestables muchachas, que como por ejemplo en el caso de Philip English, el comerciante más rico de Salem, pusieron sus histerias al servicio de la familia Putnam, alterada por la envidia y el odio, hacia el rico comerciante y sirvieron de caldo de cultivo. E este caso, él y su esposa fueron acusados de brujería y consiguieron eludir el arresto. Pero cuando más tarde fueron capturados, escaparon fácilmente de la cárcel. Ningún poderoso permanecía preso durante mucho tiempo teniendo en cuenta que los carceleros eran gentes fácilmente corruptibles.
En "The House of the Seven Gables" Hawthorne usa un ficticio relato sobre la locura de los Puritanos en la que un ciudadano de una ciudad sin nombre, Mathew Maule, es colgado en la horca como brujo. Su acusador, Colonel Pyncheon, quien desde siempre había codiciado los dos o tres acres de Maule, entra en posesión de ellos después de la muerte del ajusticiado. Sobre este terreno sangrante construye su casa Pyncheon y Hawthorne su oscura historia.

       "Trial of George Jacobs, August 5, 1692"                Matteson-Jacobs 

Lugar en el que se iniciaron los juicios de Salem




Interiores de la vivienda












  




Hoy ha sido un día dedicado al recuerdo de los tristes acontecimientos que tuvieron lugar en esta ciudad como consecuencia de una extraña situación de histeria colectiva que afectó a algunas muchachas de la villa.  Interpretada como una forma de presencia demoníaca en algunas personas de la comunidad, sometidas a brujería, dio lugar a la persecución y muerte por ahorcamiento de diecinueve de ellas.


Lápidas en memoria de las víctimas

En Charter Street se halla el Salem Witch Trials Memorial erigido en 1992, tercer centenario de los juicios. Presenta el poco usual e imaginativo  forma de veinte piedras rectangulares sobresalientes horizontalmente en el interior de un recinto de piedra. Cada una está grabada  con el nombre de uno de los acusados y la forma y fecha de su ejecución. Un camino sigue paralelo a las a las piedras cerrando  el cesped interior y los altos algarrobos que simbolizan las ejecuciones. Ciertamente, sobrecoge el lugar.


Samuel Wardwell

Margaret Scott

Wilmot Rodd

 Ann Pudeator

Mary Parker

Alice Parker

Mary Easty

Martha Corey

John Willard

John Proctor



Sarah Wildest

Martha Carrier

Bridget Bishop

George Burroughs

Rebecca Nurse

Elizabeth Howe

Susannah Martin

Sarah Good

George Jacobs




DESCANSEN EN PAZ ......


CASAS EN SALEM

(Lunes 09-04-2012)


Recorrer Salem sin otro propósito que disfrutar, entre otras cosas, del bello espectáculo de sus viviendas es uno de los placeres mayores que puede experimentar el turista ávido de singularidades. Aunque no todas, una gran mayoría tienen colgado, en lugar destacado de la fachada, el nombre del propietario que la construyó y el año en que fue erigida.

Frente a esta información, uno piensa en la familia a la que albergó, reunida en torno al fuego de una generosa chimenea de la anochecida y al calor de los relatos familiares y acontecimientos de cada jornada. Incluso aquellos días de vileza humana en que todo era secretismo, maledicencia y temor que llevó a sufrir ahorcamiento a un grupo numeroso de vecinos bajo el delito de sospecha y denuncia sin confirmar.

Pero sigamos con las viviendas. Todo el conjunto forma el excepcional patrimonio arquitectónico de Salem. La mayoría de estas casas muestran sus interiores de época y están abiertos al público. Así que hoy voy a incluir el resultado de mi recorrido fotográfico que, sin ser exhaustivo, es mi muestra urbana resumida de una ciudad con especial encanto e indiscutibles interés turístico.






















  

ESSEX STREET

(Domingo 08-04-2012)


Hoy hemos acudido al templo en el que un sacerdote, de talla generosa y aspecto venerable, ha presidido la celebración. Para completar la ceremonia, la voz de una mujer de mediana edad, situada en el ambón, ha contribuido a que la misa haya sido una solemnísima celebración. Porque ha sido tan agradable el deleite de escuchar su espléndida voz, que me he quedado absorto ante tan armoniosa presencia. Lamento confirmar que, entre los ecos de la megafonía, malamente colaboradora, y el inglés de nivel «very advanced» y «a ritmo de correcaminos» del sacerdote, mi devoción ha pasado a segundo plano ya que sólo la melodía, acompañada por un órgano espléndido, ha conseguido mantenerme a flote.







No he contado aún el resultado de mis inmersiones lingüísticas por razones obvias de inmodestia pero mi propósito de poner en rodaje mi inglés «standard» de libro y nivel me está deparando las mejores experiencias. Incluso ha desbordado hasta extremos insospechados mi habitual sentido del ridículo. No sé si es que he aparcado definitivamente la timidez o recuperado la vena docente, pero lo cierto es que me arremango a la primera de cambio y estoy en la mejor situación para coleccionar diálogos y amigos. Con esta premisa, al salir del templo he tenido en la mente la idea de entrevistarme con la soprano y contratarla de por vida para nuestra Coral burgalesa. Semejante propósito y los temores que provoco en mi gente cada vez que me acerco a enhebrar la aguja con cualquier gringo, han sido el conato que a punto ha estado de excluirme de la mesa y mantel en la comida de pascua. Así que, prudentemente, he renunciado a tan descabellado propósito.

Hay una panadería artesanal que es en nuestros alrededores la única referencia para adquirir pan, pan como Dios manda. En ella trabaja una muchacha que al conocer mis orígenes celtíberos ha querido practicar conmigo algunos pinitos coloquiales en español. Y lo ha hecho con una soltura de «guiri» de Arkansas que me ha dejado boquiabierto. Especialmente porque su acento andaluz me ha servido para confirmar las vacaciones de un mes que disfrutó en Sevilla. Así que ella en español castizo y yo en inglés de curso acelerado hemos disfrutado de lo lindo delante de hogazas y baguetes. Al final nos hemos prometido nuevas prácticas y mutuas correcciones siempre que su tiempo de panadera lo permita porque el mío de «retired» está garantizado.

Después de esta breve e «intensa» práctica lingüística, hemos deambulado en familia por los espacios más nobles y transitados de la ciudad. Especialmente por la «Essex Street», una larga calle peatonal que es en donde se halla la mayor parte de la oferta comercial de todo tipo. Incluida la dedicada a la singularidad local vinculada con los procesos por brujería que aquí tuvieron lugar en 1692. Relato éste al que dedicaré un resumen próximamente.

En está calle también se halla el «Pibody Essex Museum», magnífica y variada muestra de objetos procedentes de la costa noroeste de América, Asia, África, Oceanía, India y otros países. El Museo se fundó en 1799 por la «East India Marine Society», una organización de capitanes de Salem y sobrecargos que habían navegado más allá del Cabo de Buena Esperanza o el Cabo de Hornos. De aquí la singularidad de la muestra que aporta objetos de muy diverso origen y contenido cultural. Incluso una vivienda rural típica china desmontada de su ubicación original y trasladada íntegramente al museo.

Hay muchas más cosas en esta calle que incluyen tiendas de antigüedades, ropas, disfraces, calzados, librerías, souvenir, pastelerías y heladerías y, desde luego, una extensa oferta de objetos y máscaras para el estímulo del terror. Es también la calle en la que se celebra multitudinariamente la fiesta de Halloween en la que participan gran número de ciudadanos procedentes de muchos estados de la Unión venidos expresamente con ese motivo.

Finalizado el recorrido con algunas compras para el recuerdo, regresamos a casa y disfrutamos de la comida de Pascua, eso sí, esta vez a la más enraizada costumbre americana.

ZODIAC

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