Hoy he conocido a “Lobo”, uno de esos perros especialmente inteligentes y bien adiestrados para buscar personas atrapadas entre escombros, perdidas en la maleza, cubiertas por un peligroso alud de nieves o en cualquier espacio peligrosamente alterado por cualquier catástrofe.
Caminaba yo de regreso a casa después de mi diario pedalear, y en contra de la experiencia habitual de canes en tiempo de solaz, ―sin otra tarea que la de husmear la popa de congéneres o gruñir a cualquier invasor de su supuesto territorio―, «Lobo» estaba en plena actuación de sus diarios ejercicios prácticos realizados con exquisita precisión. Su cuidador, persona amable con la que he conversado a propósito de las habilidades caninas de su “alumno”, me ha contado el por qué de las habilidades del can. Tanto su condición de adiestrador como la del grupo de compañeros que trabajan con estos animales, son fieles al propósito de mantenerlos prestos para cualquier situación de peligro o desastre que requiera una acción inmediata.
Le he pedido permiso para fotografiar al perro y éste ha posado para mí como si se tratara de una más de sus habilidades. Su mirada inteligente parecía comprender el propósito de incluirle en mi colección de experiencias caninas, así que, sentado sobre las patas traseras y con la mirada limpia de quien comprende, ha permanecido en absoluta quietud y ha prestado su imagen con singular elegancia. Después, entre saltos, olfateos y recorridos impecables sobre pequeñas rutas preestablecidas, ha mostrado hasta que punto era dueño de su voluntad y diestro en el dominio de los recursos aprendidos. Ha sido una experiencia breve pero especialmente intensa que me ha recordado una singular anécdota ocurrida entre cazadores.
Comentaban en tertulia que algunos perros son más inteligentes que el mismo amo. Y uno de los presentes, cazador convicto y fervoroso, aprovechó para corroborar que eso le sucedía a él con el suyo.
Bendita simpleza que confirma la especial relación de amistad ente hombres y cánidos, remacho yo, después de la experiencia matutina vivida.
Esto si que lo sabía pero la foto dice, efectivamente, mucho más que mil palabras en favor del perrito y su aspecto de fiel compañero y colaborador para lo que haga falta. Igual que algunas personas que yo me se.
ResponderEliminarUn abrazo.