Ayer, Juan José Rodríguez Villarroel cumplía 25 años como director del Colegio “Apóstol San Pablo” y por deferencia de los profesores del Claustro, participé de este acontecimiento para mostrarle a mi amigo y compañero, además de mi más cordial enhorabuena, mi respeto y consideración por lo que considero una hazaña educativa plagada de brillantes éxitos. Así que mi presencia en el acto, que estaba prevista como emotiva sorpresa añadida el merecido homenaje que le dedicaban los profesores, me deparó esta oportunidad para dedicarle una palabras de enhorabuena y estima.
A JUAN JOSÉ RODRÍGUEZ VILLARROEL
DIRECTOR DEL COLEGIO "APÓSTOL SAN PABLO" DE BURGOS
Corría el año 1975 cuando el Colegio Apóstol San Pablo abrió sus puertas para resolver un acuciante problema de escolarización en esta zona de Gamonal. El planteamiento era tan sencillo como habilitar los espacios construidos por el arzobispado de Burgos, junto a este templo, con intención de salones parroquiales para convertirlos en urgentes aulas educativas. El futuro del centro, tan impreciso en las circunstancias administrativas como limitado en el tiempo de funcionamiento provisional previsto, se planteó en términos de caducidad hasta la conclusión de la obra de algunos colegios públicos que resolvieran definitivamente la escolaridad en el sector. Esto era en septiembre del año 1975 y esas eran las premisas.
Con este breve apunte queda dibujado un proyecto escolar nacido con incertidumbres de futuro y que, sin embargo, dotado siempre con entregados grupos de docentes, ha llegado a ser lo que es hoy; una espléndida realidad.
Sin olvidar ni a una sola de las personas que han aportado su experiencia profesional, durante estos treinta y ocho años de entrega, hay una figura que representa el tesón, la profesionalidad y las dotes de entrega para mantener a flote esta concluyente realidad que es hoy el Colegio “Apóstol San Pablo”.
Para quien, como es mi caso, conoce a fondo todos los avatares del vivir de mi amigo y compañero Juan José, con el que he compartido docencia y aficiones musicales y vivido experiencias dolorosas, no le resulta difícil hacer una semblanza de los veinticinco años de trayectoria que le han convertido en el alma, la imagen y, sobre todo, en el más apasionado valedor de un empeño educativo contra viento y marea.
Él ha sabido canalizar voluntades y entregas y llevar al centro al incuestionable prestigio que, entre otras muchas cosas, le ha convertido en referencia líder en el ámbito de la interculturalidad en España, excepcional meta educativa, llevada a brillante culminación con importante premio nacional incluido. Él, con dedicación inquebrantable, ha compartido las labores directivas y docentes en el Colegio con la más cara de sus aficiones, dirigiendo al alimón el centro y la coral de Cámara San Esteban, de todos conocida por su prestigio, gracias también a su dilatada y permanente entrega.
Diario de Burgos, sábado 27 de octubre 2007
El talante abierto que le caracteriza le ha llevado a llenar su agenda social de una numerosa y privilegiada colección de amigos entre los que me honro en pertenecer y, sobre todo y aunque la emoción me embarga cuando esto escribo, ha sido para mi la muestra más evidente de un acierto educativo que tuvo lugar aquel junio de 1984. Razones de índole administrativa me obligaron a abandonar este centro y él ocupó mi espacio con redoblado entusiasmo. Asumida la dirección, durante veinticinco años, ha llegado el momento de reconocer su dedicación y esfuerzo. Todo ello después de haber conseguido que lo que naciera entre incertidumbres de futuro hoy sea una espléndida realidad educativa capaz de alimentar sucesivas metas y proyectos. No en balde, como buen jefe, está rodeado de excelentes profesionales, capaces de asumir con su mismo entusiasmo el desarrollo de nuevas propuestas que hagan de esta comunidad escolar un modelo a seguir.
Querido amigo Juan; es para mi un honor participar en este acto de reconocimiento y un orgullo comprobar, una vez más, los inestimables valores docentes y el cariño que has cosechado en el día a día de tu entusiasmo educador. Y que ahora, en este acto y por gentileza del claustro de profesores, pueda yo también participar en el merecido y cariñoso homenaje que todos te dedicamos con los brazos abiertos y el más generoso de los aplausos. Mi más cordial enhorabuena.
Eduardo García Saiz
21- junio - 2013
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