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viernes, 9 de junio de 2017

ECOS DE BARDULIA


AUCA 
(Villafranca Montes de Oca)
"…Auca no era sino una pequeña y pujante urbe apiñada en lo alto de un estratégico macizo rocoso que dominaba el desfiladero abierto por el río llamado Vesica, cuyas aguas abrazaban el robusto promontorio pétreo por dos de sus lados. Apoyada sobre las estribaciones norteñas de los montes Distercios, escondida entre bosques y bien protegida por los cerros circundantes, se alzaba sobre un valle estrecho rodeado de densos hayedos y robledales antes de abrirse a los campos despejados que miraban a la extensa campiña de la Burovia, controlando desde antiguo el paso de todo aquel que se internara en el corazón de la sierra.
Frente al primitivo castro autrigón situado al otro lado del desfiladero, los romanos habían fundado varios siglos atrás la ciudad a la que habían dado el nombre de Auca Patricia. Al abrigo de la urbe fronteriza comenzaron a establecerse numerosas granjas, alquerías y un importante entramado administrativo, religioso y militar, que romanos y godos habían utilizado como punto neurálgico desde donde poder controlar la ancestral insumisión de los levantiscos clanes vascones y cántabros, tradicionalmente en continua y abierta rebeldía.
Abierta al llano y a la montaña, Auca ofrecía un amplio dominio visual sobre los antiguos caminos romanos que confluían cerca de la ciudad: la calzada que, hacia el Oeste, se dirigía por Cerasio al encuentro de la gran Vía Aquitana que discurría por el valle del río Ibero, camino de Cesaraugusta, y la que llegaba por el norte desde Verviesca, internándose en la sierra hacia Lara y Clunia por el paso natural abierto en el río Vesica, único camino franco para adentraras en aquella espesura impenetrable.
El tortuoso recorrido a través del barranco —apenas una senda excavada en la roca que tan solo permitía el paso de asnos y personas—, y las crecidas invernales que lo convertían en un paso impracticable, hacían preferible ascender hasta la mole caliza y atravesar la ciudad para acceder al otro lado del valle. Auca trataba de recuperar el esplendor vivido antes de la invasión musulmana del año 711. Durante aquel ya lejano tiempo de tribulación, la ciudad se había convertido en una de tantas plazas ocupadas por los contingentes bereberes que conformaban la línea defensiva establecida por el poder musulmán para vigilar a los cristianos refugiados tras las montañas cantábricas.
Muchos habían huido hacia los montes, quedando la ciudad escasamente habitada por aquellos pocos que prefirieron someterse mediante el pago de tributos, como la yicia y la jaray, y la firma de pactos que garantizaban seguir practicando su religión y sus costumbres cristianas. Abandonada décadas más tarde por los bereberes a causa de sus conflictos con la aristocracia árabe, Auca había sufrido un nuevo revés durante las campañas de Alfonso el Cántabro. Después de desmantelar ciudades como Veleia, Mave, Amaia, Mirandam o Revendeca, el rey astur entró en Auca sin resistencia un día plomizo de otoño. Como había hecho ya en el resto de plazas, eliminó cualquier rastro musulmán y se llevó con él a los hombres más eminentes y a las gentes más reputadas y cultas. Desalojó la diócesis aucense sin contemplar ningún escrúpulo religioso e «invitó» a marcharse al obispo Valentín y a muchos de sus abades, dejando abandonada a su suerte a los que no quisieron acompañarle, en general gentes pobres e incultas.
Aquellos hombres que iban con él, diestros en las labores del campo, con sus aperos y animales de labranza, repoblarían los territorios más cercanos a su reino como Trasmiera, Primorias, Liébana, Sopuerta y Carranza. Auca había quedado desde entonces sumida en el abandono, ignorada en mitad de una tierra de frontera y a merced de las incursiones de cualquiera de los dos bandos, alejada de la capital del reino astur y de las preocupaciones de unos soberanos ocultos tras las cumbres de la gran cordillera cantábrica, más interesados en mantener unas relaciones pacíficas con el emir omeya de Córduba, Abd al-Rahman al-Dahlil.
La ciudad parecía condenada a un olvido definitivo. Pero, como si fuera rescatada por un designio divino, un puñado de monjes mozárabes huidos del sur, encabezados por su impetuoso abad Fredoario, la habían hecho resurgir milagrosamente de sus cenizas. Llevados por el latido de su fe y el fuego de su devoción, trayendo consigo sus preciados códices y tomando aquellas tierras, aquellos bosques y aquellas ruinas en el nombre de Dios comenzaron a levantar viejas ermitas, a arar la tierra y a reunir ganado en torno a la antigua urbe.
La noticia de su asentamiento, la atracción de Auca como vieja capital de la región y la propia personalidad de Fredoario sirvieron como reclamo para que campesinos y pastores bajaran de los montes deseosos de la protección espiritual del abad. A la sombra del monasterio surgieron pequeños asentamientos, cultivos y huertas, comunidades de hombres libres que descendían de las montañas en busca de una tierra fértil aunque siempre amenazada por las imprevisibles incursiones musulmanas. Así, godos desarraigados, antiguos siervos, cristianos huidos del sur y gentes aventureras atraídas por la promesa de una vida mejor llegaron de todas partes, viviéndose un tiempo de bonanza y prosperidad que Fredoario supo aprovechar para impulsar el desarrollo de Auca.
Pronto se multiplicaron las granjas y pequeños poblados alrededor de la ciudad. Se reparaban las viejas murallas. Dueños de rebaños y nobles ganaderos realizaban sus negocios en torno a ella, organizando pequeños grupos armados encargados de la defensa de la región y de sus rebaños. Ahora, en el año 791 del nacimiento de Jesucristo, el tercero del reinado de Bermudo, llamado «el Diácono», Auca era una ciudad en constante crecimiento donde vivían ya algo más de medio millar de personas; una ciudad que prometía recuperar el esplendor y dinamismo de otros tiempos. El paulatino aumento de la población había favorecido el desarrollo de las actividades tradicionales y del pequeño comercio basado en el intercambio de productos, lo cual había atraído a su vez a numerosos vendedores y artesanos, abriéndose nuevos talleres de carpinteros, curtidores, fraguas e incluso posadas y cantinas donde, aunque fuera algo que los monjes no veían con buenos ojos, corría el vino a raudales.
No era extraña tampoco la presencia de mercaderes musulmanes, pues el intercambio de mercancías comenzaba a ser importante. Todo ello hablaba de la 75 prosperidad que Auca había alcanzado durante aquellos años de inesperada paz. Ciertamente, las divisiones internas en el seno del emirato habían facilitado una cierta expansión del naciente reino astur y, desde el Norte, hombres, mujeres, familias enteras, multitud de cristianos habían cruzado la frontera natural marcada por el río Ibero y las sierras meridionales que lo bordeaban, expandiéndose incluso por la desprotegida llanura de la Burovia, levantando nuevas aldeas y reocupando viejos edificios romanos.
De todas partes llegaban hombres libres en busca de un sueño, hombres audaces y de espíritu aventurero que buscaban una nueva vida en libertad, ocupando una tierra fértil y peligrosa en nombre de Cristo y de su rey. Un monarca que, sin embargo, quedaba muy lejano, pues la presencia de la corte asturiana se limitaba a esporádicas escapadas militares a la frontera y a una labor diplomática consistente en mantener la fidelidad de los distintos líderes locales en una región mal comunicada y demasiado alejada de la capital del reino. Por esa razón la frontera se convertía también en la única esperanza para muchos forajidos y desterrados, y por ello, también en un lugar turbulento y violento. Hasta allí llegaban ladrones, vagabundos, fulleros, buscavidas, rameras y gentes de mal vivir, atraídos por el afán de aventura y la búsqueda de botín.
Los montes Distercios se habían ido llenando de hombres fieros y montaraces que campaban a sus anchas fuera de toda ley, viviendo del robo, del saqueo y de la rapiña. En Auca había llegado a crearse una milicia comunal para que pusiera remedio a la iniquidad, la violencia y el pillaje, tratando de impedir que la urbe se convirtiera en un peligroso foco de pendencias, atrayendo a hombres acostumbrados a guerrear ofreciéndoles tierras a cambio de la obligación de defender la ciudad. Aunque eran ellos mismos quienes, tras una mala cosecha, no les quedaba más opción que recurrir al saqueo y al pillaje en las aldeas de los sarracenos para sobrevivir. La situación en la frontera había dado tal giro en los últimos años que la iniciativa la llevaban ahora aquellas bandas armadas de cristianos que actuaban con total impunidad, sin autoridad que las controlara y sin rendir cuentas a nadie.
Amparándose en la sorpresa, en la rapidez y eficacia de sus incursiones, y conscientes del temor que infundían entre los moros, recorrían a caballo la frontera, atacando granjas y caravanas, apoderándose de rebaños, ganados y cosechas, buscando acción allí donde se extendía el último confín cristiano. Era la raya, la marca, el punto de fricción donde todo valía y donde se confrontaban dos maneras diferentes de pensar y de vivir. No faltaban encuentros y escaramuzas, pero las antaño frecuentes algaradas musulmanas eran cada vez menos habituales y rechazadas fácilmente.
Rara vez se atrevían a alejarse de sus fortalezas si no era un grupo numeroso de guerreros bien armados. Eran las armas cristianas las que dominaban ahora las orillas del curso alto del río Ibero. Hacía tiempo que la guarnición mora de Cerasio, establecida para impedir cualquier revuelta y el cobro periódico de tributos, se había retirado, dejando como punta de lanza las fortalezas de Garanun y Ebrellos, situadas algo más al este y bajo el control de los clanes muladíes, principalmente de la familia Banu Qasi. Desde sus atalayas, los musulmanes se conformaban con controlar los espacios abiertos y los montes más cercanos, vigilando cualquier movimiento militar que pudiera afectar a sus tierras e intereses. Eran ya raras las visitas de grupos de guerreros árabes que osaban adentrarse en sus correrías más allá de las primeras estribaciones montañosas, como lo habían hecho…"
ECOS DE BARDULIA - 
(El Brazalete Dorado)





He vivido con intensa emoción el alumbramiento de un hermoso libro al que, durante algunos meses previos al nacimiento, he prestado la mayor atención, conocida la hazaña de su autor. Juan Ramón Moya compartió conmigo el esfuerzo común de su formación escolar  en el Colegio «Apóstol San Pablo» de Burgos del que fue alumno. En este centro, alumno y maestro, dimos vida definitiva al centro recién nacido en el que yo ejercía mi tarea docente.
No tengo el propósito de realizar semblanza alguna de su talante humano ni de las virtudes que le adornan. Porque a su incuestionable virtud de castellano recio y prudente se añaden los valores de la investigación, diseño y relato que muestra con especial maestría en su primera obra escrita y editada. 
Para quienes tenemos el orgullo de haber nacido en estas tierras burgalesas, el relato en forma de novela histórica de Juan Ramón nos pone en contacto con nuestros orígenes castellanos en la época más brutal de la dominación árabe. En ella, la vida de nuestros antepasados estaba sometida permanente a la lucha por la supervivencia y amedrentada por el acoso invasor dispuesto a impedir que ni las margaritas de la primavera crecieran libremente en aquellos campos que, para nosotros, son tierras sagradas.
Tierras y lugares con nombres entrañables que discurren a lo largo de las hermosas páginas del libro y que nos sitúan en nuestros orígenes y condición de herederos de aquellos hombres y mujeres de los que portamos genes y genios.
Sin ser exhaustivo, a continuación figuran algunos especialmente entrañables para quienes tenemos el privilegio de seguir cubiertos por el mismo azul que iluminó sus esperanzas y ensombreció sus desdichas:

—Auca: Antigua ciudad próxima a Villafranca Montes de Oca,
—Bardulia: Nombre con el que se conocía el primitivo territorio que se llamó Castilla;
—Berbeia: Peñas de Berbeia, cerca de Sobrón;
—Burovia: Bureba;
—Campos Góticos: Actual Tierra de Campos;
—Cerasio: Actual Cerezo de Tirón;
—Ebeia: Posible nombre de Ibeas de Juarros;
—Ebrello: Ibrillos;
—Fredas: Frías;
—Garanon: Grañón;
—Hoz de Flavio: Desfiladero del río Purón, en Herrán;
—Lebana: Liébana;
—Meuma; Actual Mioma, cerca de Valpuesta;
—Monte Sagrado: Nombre imaginario de la sierra de Atapuerca;
—Montes Aubarenes: Montes Obarenes;
—Obarto: Castrobarto;
—Pontecurvo: Pancorbo;
—Río Ibero: Uãdi Ibru por los árabes. Río Ebro;
—Río Horone: Río Orón;
—Río Mayor: Nombre imaginario del río Arlanzón;
—Río Turón: Río Orón;
—Río Vesica: Río Oca;
—San Felices: Actuales ruinas del monasterio de San Félix de Oca;
—Torruco: Nombre con el que se conocía el pico San Millán, en la Sierra de la Demanda;
—Tetelia: Castillo de Tedeja, junto a Trespaderne;
—Valle Composita: Valpuesta en los documentos antiguos:
—Valle de Gaubea: Valle de Valdegovía;
—Valle de Tubal: Valle de Tobalina;
—Verviesca: Briviesca
…/….
El propósito del autor es que toda la historia que se desarrolla en forma de novela histórica en torno a uno de los enclaves más relevantes de nuestra provincia burgalesa, como lo fue Auca, esté a disposición de quien desee el acceso al libro puede hacerlo en forma de tapa blanda (libro impreso) o en versión Kindle. Para ello basta acceder a Amazón en su buscador de Internet y, en la casilla correspondiente a libros, escribir el título: Ecos de Bardulia.

-Papelería Mafalda (Av/ Eladio Perlado)
-Librería La Llave (Parque Fdo. de Rojas)
-Librerías Luz y Vida (Laín Calvo)
-Librería Santiago Rodriguez (Plaza Mayor y Alcampo)
-Librería Espolón (Paseo Espolón)
-En Casa Rural "El Cauce", San Medel

En Internet:


4 comentarios:

  1. Interesante entrada. Me llegó al móvil precisamente, cuando andaba por las peñas de Berbeia, lugar donde parece ser transcurrió el episodio histórico del famoso oso de Favila (primer monarca Asturiano, tras suceder a su padre Don Pelayo).

    Otra cosa es que Villafranca, sea la mítica ciudad de Auca. Hay medievalistas burgaleses que sostienen que ese emplazamiento, de la villa tardoromana sede episcopal, se encontraba en San Vicente del Valle.

    En fin, hay tanta historia escondida, que cualquier día salimos de dudas.

    Felicidades y un saludo

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  2. Me comentaste algo del autor pero ahora, por sus escritos, veo que es persona interesada en su tierra e interesante por haberlo tratado con frescura y hondura.

    Saludos a ambos.

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  3. Eduardo, vuelvo a agradecerte tu interés por dar a conocer mi novela, pero mi deber es recalcar que es eso; una novela. He pretendido ser lo más riguroso posible en todos los aspectos que he investigado, aunque no deja de ser una visión personal,y puede que equivocada, en algunos de ellos, a vista de cualquier experto. Espero entretener y despertar la curiosidad en quien lo lea para seguir conociendo más de nuestra historia, de nuestra naturaleza y de nuestra tierra. Se ama y se respeta aquello que se conoce. Espero contribuir en ello.

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  4. EL ...... IVAN ? ... NO SE OLVIDEN QUE LA DIOCESIS DE OCA , AUKA , OCCA , OFCA , FUNDADA POR TUBAL … LA AUKENSIS ESTUBO EN OCA , LA CIUDAD MAS BONITA Y PEQUEÑA DE ESPAÑA . NOMINADA DE LOS PUEBLOS MAS BONITOS . PONGANLA UN NOMBRE POR HABER TENIDO TANTOS A LO LARGO DE SU INCREIBLE HISTORIA ….. TOBALINA ( CON EL REY TUBAL ) , IBERA ( CON EL REY IBERO ) , BRIGA ( CON EL REY BRIGO ... ) , TROYA ( LA HISPANA , LA OTRA NO LA BUSQUEN , NO EXISTIO ) , OCA = OFCA = VESICA = VELLICA = LA VIEJA = CUNA DE CASTILLA LA VIEJA , LA ROCA , LA MUELA , BRIGA - FRIDAS , .... * FRIAS * ..... ESTO NO ES CARTON PIEDRA … COMO DIJO AQUEL … UNA CIUDAD ASENTADA SOBRE UNA MONTAÑA NO SE PUEDE ESCONDER … CUANTA HISTORIA OLVIDADA ...... NO PREGUNTEN A LOS FORAMONTANOS ... Y PREGUNTEN POR LAS RELIQUIAS Y CODICES DE OCA QUE SE LLEVARON A OVIEDO Y AL VATICANO .... ? ). EN EL AREA PATERNIANI …… . ( FRIAS - TRESPADERNE TRES PATER NO Y CILLAPERLATA CILLA PERLA TA , ZILLA DE TUBAL ... LA SIBILLA .... CON LA SANTINA O VIRGEN DE COBADONGA AUTENTICA Y SAN FERMIN + EN TARTALES DE ZILLA ) , TAMBIEN ESTUBO LA DIOCESIS DE OCA EN VALPUESTA ( CUNA DEL CASTELLANO CON HOSPITAL DE PEREGRNOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO Y CON SAN ATTO EL AUKENSIS EN OÑA + Y QUE DICE , QUE YA VA SIENDO HORA QUE SAQUEN DE LA PARED AL DE NOGRARO Y TENGAN CUIDADO CON EL BRAZO Y QUE PASA CON LOS PEREGRINOS DE SANTIAGO QUE YA NO PASAN POR AQUI ... ), TAMBIEN ESTUBO LA DIOCESIS EN GAMONAL Y POR ULTIMO EN LA CATEDRAL O SEO DE BURGOS . NO SE QUEDEN CON LA BOCA ABIERTA COMO VIENDO AL PAPA......TENGAN CUIDADO POR DONDE PISAN, HABER SI SE ROMPE EL CRISTAL … ? ANTES QUE DIOS, FUERA DIOS, LOS CONDESTABLES ... GRAJOS , EN TOBALINA ESTUBO TUBAL Y LOS ....... CON AROMAS E INCIENSO , ESTABAN EN LOS PEÑASCOS . ¿ PORQUE * LE * NOMBRO OBISPO DE OCA AL PAPA FRANCISCO ( AUKENSIS 1992 – 1998 ) * OCA P ACO *... ? . LO DICE EL ABAD PAULO ( EL OTRO AUKENSIS 802 - 804 ) ENROCADO EN EL POPILO DE PONTECERCI Y DONDISLE ( SAN FELIX - SAN ROQUE ) Y EN SAN MARTIN DE FERRAN ( HERRAN - VALLE DE TOBALINA " TUBAL ELINA DE TROYA ". CON HOSPITAL DE PEREGRINOS TAMBIEN EN EL CAMINO DE SANTIAGO Y CON SUS PINTURAS DE LA BIBLIOTECA ... * ¿¿¿ CON EL BRAZO DE …. ?, GUIANDO A PIETRO .....??? * . Y UN CARTEL EN LA BIBLIOTECA EN EL QUE DICE SU SANTIDAD ... QUE TRAIGAN LOS ...... Y LAS RELIQUIAS ANTES DEL CENTENARIO ¿ QUE ARDA ..... ?, ¿ AQUI FUE ..... , OCA , DONDE AQUI , ALLA .... ? ¿ QUI LO SAAA ... ? . * EL GERIFANTE Y EL BRAZO … * P.O. , QUE ¡ ****** ASI * SEA ****** !

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